Rúbricas Número Especial 2

60 Número especial, otoño 2013 cholo incluso. Y el uso del cuerpo también es diferente, incluso hasta el uso de drogas está marcado, a veces en algunas culturas juveniles, por la cuestión del género y la adscripción identitaria o la cultura juvenil. Para concluir, ¿qué podría agregar acerca de la identidad del joven y el consumo cultural? Sí, que no hay nadie que no consuma, independientemente de que estés adscrito o que pertenezcas a alguna cultura juvenil. Incluso los que más consumen porque tienen capacidad de hacerlo, son los adultos. Sin embargo no hay ninguna crítica a los adultos por el hecho de consumir, porque desde este mundo adultocéntrico a nosotros los adultos nos molesta, probablemente, cierta independencia relativa que tienen los jóvenes de consumir lo que les dé la gana consumir, o de comprar lo que les dé la gana comprar. Hay mucho más crítica o la crítica se recrudece de una forma muy fuerte cuando consumen nuestros jóvenes más pobres, cuando nuestros jóvenes de los barrios populares, tipo Los Olvidados de Buñuel, consumen, muchos dicen: “…si es un paria, es un reggetonero, fíjate, está tan pobre, tan miserable y tan fregado… ¿ya viste los tenis que tiene?, ¿ya viste la chamarra que trae?” O cuando ves a un cholillo, “… mira, es un joven bien fregado y bien fastidiado, pero cómo gasta en ropa, esas botas que trae deben costarle un dineral”. Se le descalifica, ¿por qué? Porque es el mecanismo más aberrante de excluir a los de por sí excluidos, cuando a través del consumo de estos jóvenes, de lo que tratan es incluirse a través del consumo de lo que están consumiendo. Yo compro una película pirata de 10 pesos, ya 20 es un asalto. Me compro el último video de Luismi, al comprarme el video de Luismi, yo, adscrito a una clase social desfavorecida o por ser reggetonero, ese mecanismo material tiene un valor simbólico. Al yo consumir tengo acceso a ese bien, no sólo material sino simbólico. Pero llega un mirrey, con el mismo disco que compró en tiendas Mixup, que le valió 300 pesos, “¿cómo es posible que el otro traiga el mismo disco clonado? No se lo puedo permitir, porque tenemos diferencia de clase”. El consumo cultural de una parte de los jóvenes, es un mecanismo para incluirse, ante los mecanismos de exclusión en la que está la mayoría de ellos. Aunque sea me incluyo en el consumo. HAY MUCHO MÁS CRÍTICA O LA CRÍTICA SE RECRUDECE DE UNA FORMA MUY FUERTE CUANDO CONSUMEN NUESTROS JÓVENES MÁS POBRES Fotografía: Martha Silva / CC BY

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