mosaico
central
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Por Lic. Ana Laura Tello Barrios, egresada
de la Licenciatura en Comunicación
S
iempre se llega a alguna parte si se camina lo bastante
,
escribía Carroll en Alicia en el país de las maravillas.
Si nos detenemos un poco a reflexionar, la realidad
es que, en general, las personas pretendemos llegar
siempre a alguna parte y en ese andar muchas veces, olvida-
mos, perdemos de vista lo valioso que implica el ejercer el agra-
decimiento o simplemente vivimos esta palabra a partir de un
ejercicio superficial y poco transformador.
¿Qué es la gratitud? Según la Real Academia de la Lengua
Española, significa: sentimiento que nos obliga a estimar el be-
neficio o favor que se nos ha hecho o ha querido hacer, y a co-
rresponder a él de alguna manera.
Generalmente tenemos la idea de que agradecer debe de ser
una acción humana que emana hacia alguien que nos ha ofrecido
algún beneficio, sin embargo, si nos sumergimos a profundidad en
el concepto, podremos darnos cuenta que: aquellas situaciones
personas o circunstancias que se nos presentan aparentemente
como negativas son las que pueden verdaderamente impulsarnos
o proyectarnos hacia un cambio verdaderamente sustancial de
nosotros. De hecho actualmente quince años de estudios con ni-
ños han demostrado que: “allí donde se encuentran los mayores
problemas, es en donde se consiguen los mayores éxitos”.
Derivado de lo anterior me parece pertinente hacer énfasis en
que la gratitud no implica únicamente manifestar el beneficio que
hemos recibido sino que tomemos conciencia, como lo menciona
la definición de la RAE, que es fundamental la correspondencia,
es decir, accionar.
Si hacemos por ejemplo, un recorrido de las diversas situacio-
nes que hemos vivido a lo largo de nuestra vida, seguramente
vendrán a nuestra mente aquellas caras, gestos, acciones, sen-
timientos que han sido dolorosas. Qué tal si después de localizar
alguna de ellas hacemos el ejercicio de agradecer por el dolor
que esto ocasionó a mi vida. Ya que indudablemente nos guste
o no, posterior a esos eventos hubo en nosotros un crecimiento
y una transformación interna importante.
Puede darse el caso de que no encontremos beneficio algu-
no al pensar en situaciones dolorosas del pasado, te recomien-
do que hagas un alto y te des la oportunidad de pensarte como
una persona con la plena capacidad de ser creadora, creativa y
lo suficientemente capaz para descubrir lo valioso dentro de lo
doloroso, por ejemplo: sabías que una hermosa y valiosa perla se
origina dentro de un molusco cuando un agente irritante, como
por ejemplo un grano de arena, entra en él y es incapaz de expul-
sar el objeto comienza a construir una secreción defensiva a su
alrededor que lo hace suave. ESO ES LA PERLA.
Sin embargo puede considerarse que la perla representa las
lágrimas de la ostra, que sufre el dolor del áspero grano de are-
na, raspando en blando sus tejidos. Pero ese grano de arena
tan lastimoso puede demostrarle a ese pequeño ser que tiene la
capacidad de generar medios para no sentir el tormento que el
exterior le estaba causando.
Es muy común que estemos acostumbrados a ver el vaso me-
dio vacío y que pensemos que agradecer solo es viable cuando
hay agua, sin embargo cuando el vaso esta medio vacío nos ve-
mos obligados a movernos, a cambiar y por consiguiente a evolu-
cionar. Así como una perla emerge de una acción invasiva y hasta
cierto punto lastimoso, cada evento o persona desagradable son
los agentes que construyen en nosotros esa sustancia como la
perla que hace que perfeccione nuestro valor.
Para concluir me gustaría mencionar algunos ejemplos de los
que podemos agradecer en nuestra vida:
Agradezco al hambre
porque me permite desarrollar la capa-
cidad para dejar de padecerla, por ella trabajo codo a codo con
“el otro” para no perecer.
Agradezco exista la pobreza
porque gracias a ella a partir de
hoy empiezo a tener conciencia de que es fundamental crear
proyectos autosustentables que como sociedad nos impulsen.
Agradezco a la enfermedad
ya que me recuerda que soy lo
suficientemente vulnerable y que por consiguiente saborear la
falta de dolor me fortalece.
Agradezco a la muerte
porque sus sublimes susurros me
despiertan de la cotidianeidad y me invita a sorprenderme.
Agradezco a las personas que me han lastimado
porque a
partir de ellas identifico lo que no quiero ser y reestructuro mi
nuevo proyecto de vida.
Agradezco simplemente a la realidad tal y como es,
que hoy
puedo calificar de perfecta, porque dentro de esta perfección
puedo meter las manos para simplemente embellecerla.
“
Hay trescientos sesenta y cuatro días en los que deberías
obtener regalos de no-cumpleaños, y sólo uno para rega-
los de cumpleaños, sabes
”.
Lewis Carrol
Ilustración: Ma. Lissette Rojas Tejeda