Página 142 - magistralis

Versión de HTML Básico

Alejandro Meneses
141
una beca y no ha pasado del borrador); «Qué tal este cuento, pensaba
mandarlo a un concurso pero... en el fondo no creo en los premios» (el
cuento le ha costado una fortuna en correo y copias fotostáticas).
Es cierto: los medios no pagan o son el conducto para que nos mal
paguen nuestros colegas. En este punto no es posible ignorar la costum-
bre mostrenca, provincianota, que tienen los medios poblanos fríos o
calientes, según la división de MacLuhan, de no pagar el trabajo de los
artistas y los escritores que ilustran, publican o hablan en los espacios
que, inanes, vegetan con el guango adjetivo de «culturales».
A pesar de esto, insisto: ¿dónde están los escritores, dónde sus
opiniones escritas, dónde sus certezas y dudas, dónde sus disentimientos
o sus simpatías? Por cada cien poetas hay cincuenta cuentistas, diez
novelistas y ningún crítico. Al parecer padecemos de un purismo ejem-
plar: eres poeta o narrador y, por tanto, nunca escribirás una reseña, una
crónica o un ensayo. ¿De veras no hay ideas al respecto?, ¿la poesía o
la narrativa inhiben otro tipo de escritura, otro plano del pensamiento?,
¿nos escondemos en esos géneros, tras nuestra bien maquillada incapa-
cidad de manejar la prosa del ensayo, de la reseña, de la crítica?, ¿es
puro y simple miedo a que quede al descubierto la chabacanería de
nuestras opiniones al ser puestas por escrito?
Vayan estas preguntas y las que se acumulen como regalo de año
nuevo para los escritores de la región.
No todos los que son
I
El 2000 aparece en la página legal de más de una decena de libros de
escritores poblanos (porque estoy hablando de escritores que
escriben
en Puebla,
sólo por eso; hay quienes sostienen que no importa la bio-