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Misión de Bachajón, Chiapas
nas para mantener en el mundo la chispa del amor que da sentido a la
vida. Llegaron los años aciagos de las guerras de conquista, de destruc-
ción y muerte que después del descubrimiento de América llenaron de
luto al mundo. Nunca se había dado, ni se dará quizá, un exterminio tan
brutal. Millones de hijos de Dios que fueron masacrados, torturados,
muertos y esclavizados. y en medio de este horror estaba allí el Espíritu
de Dios trabajando y construyendo entre sus hijos más abandonados
una nueva sociedad sujeta a las vicisitudes y debilidades humanas. Sus-
citó grandes y generosas figuras que siguiendo las huellas de Jesús,
pondrían los cimientos. El espíritu trabaja misteriosamente. Sabe combi-
nar lo que para nosotros es prácticamente imposible: el respeto irrestricto
de la libertad humana y el impulso fuerte y generoso para que el amor se
realice en el mundo. Nuestra responsabilidad queda intacta, su acción
es eficaz. Así, en cada generación constatamos este claroscuro, este
misterio de iniquidad que no logra destruir el misterio del amor.
La historia de la Colonia está marcada por este sistema injusto y
cruel en sí mismo. El Espíritu acompaña, inspira, fortalece y logra formar
una vigorosa vida comunitaria que da sentido a la existencia. A los más
pobres entre los pobres de esta época colonial —los indígenas— les hace
experimentar la vivencia de lo que Jesús nos trajo: formar la familia de
Dios. El Espíritu Santo fortalece su tendencia comunitaria que será el
baluarte para resistir a las fuerzas desintegradoras y opresoras de los
poderosos. Solamente así se puede explicar la sobrevivencia de estos pue-
blos masacrados, diezmados y explotados por el sistema colonial.
3. Intento fallido de libertad
La independencia del sistema colonial la llevan a cabo los no indígenas,
son los mestizos, ilustrados y embebidos en la nueva oleada de la civili-
zación occidental, los que se unen y organizan, al margen de los que