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Misión de Bachajón, Chiapas
estos 30 años para llegar a la formación de nuevas comunidades ha
estado acompañado de una intensa praxis evangelizadora, llevada a cabo
por catequistas y principales con la asesoría del obispo y su equipo pas-
toral. Retrospectivamente, nos encontramos con otra realidad social dis-
tinta a los tenebrosos tiempos de la esclavitud de las fincas, por más que
aún resintamos sus devastadores efectos. Al ver ahora estas comunida-
des que luchan y se organizan sentimos el ánimo de decir que el amor en
el mundo es posible. La promesa de Jesús de que no estaremos solos
hasta el final de los tiempos se cumple palpablemente.
7. Vida y fe
En 1970, la rica vivencia de un contacto directo con la diversa situación
de las comunidades y grupos indígenas nos hizo caer en la cuenta de la
incongruencia de una fe vivida rutinariamente, sin compromiso y con la
actitud lacerante de aceptar pasivamente la opresión ejercida por quien
se consideraba «católico, apostólico y romano.» El Espíritu hace surgir
la indignación ética, ante la cruda realidad de un abuso insoportable. Así
surge la denuncia eclesial ante las autoridades civiles de esta situación
concreta de opresión extrema. Se inicia con ello una acción concien-
tizadora de una lucha legal por la recuperación de tierras, por la impartición
de la justicia y por una retribución por el trabajo que cumpliera las exi-
gencias del derecho. No estábamos solos. El Espíritu dejaba en claro de
esta manera en qué consistía el verdadero cumplimiento de la ley del
amor que va hermanada con la justicia. Una vez más, el Espíritu salía en
defensa de los oprimidos.
Tenía el Espíritu Santo reservada una gran acción concientizadora
con la celebración del primer Congreso Indígena de San Cristóbal de las
Casas en octubre de 1974. El brillante y hermoso espectáculo de la
polícroma tradición indígena en la variedad barroca de
sus
vestidos, lle-