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Hacia una pedagogía de las decisiones
tal manera las leyes, las personas, las costumbres o los traumas psicoló-
gicos, que no tengamos la posibilidad de elegir, esto significa que, en
esas circunstancias, no podemos ejercer nuestra libertad. Toda decisión
es libre o no es.
El proceso particular
En cada caso concreto, cada persona, en soledad o en comunidad, rea-
liza las mismas operaciones intelectuales y afectivas. Lo hace de forma
distinta a otros e incluso a sí misma en otras circunstancias. La manera
específica en la cual se da este
desenvolvimiento
concreto del proceso
depende al menos de siete factores:
1)
La información con la cual se cuenta
. Al advertir una situa-
ción, nos encontramos con una cantidad potencialmente infinita de da-
tos. Cada uno de los datos que detectamos tiene relación con otros, de la
misma situación y de situaciones semejantes que podemos recordar o
investigar; estos otros datos, a su vez, se encuentran en relación con
otros más y así sin término. Si tuviéramos que analizar todos los datos
con todas sus relaciones posibles, nunca avanzaríamos siquiera en la
percepción de un fenómeno, mucho menos hacia su comprensión. Se-
leccionamos, entonces, los datos que nos parecen relevantes. La selec-
ción depende de nuestra experiencia anterior, de nuestras anticipaciones,
de nuestro sentido común o de nuestros sentidos entrenados para adver-
tir algunos aspectos de una situación. Dado el caso, también depende de
los instrumentos que utilicemos para observar. Usualmente realizamos
esta selección de manera inmediata e inconsciente, aunque en algunos
casos llegamos a hacerlo con plena minuciosidad e intención. Este últi-
mo es el caso, por ejemplo, de la investigación científica empírica.
Es frecuente que, al analizar una decisión ya tomada, nos demos