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Jorge Martínez Sánchez
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Del lado de los sentimientos, es conocida la propuesta de Daniel
Goleman (1995) sobre la «inteligencia emocional». De manera seme-
jante al desarrollo de la capacidad para llegar a afirmaciones verdade-
ras o a evaluaciones adecuadas, podemos desarrollar la orientación
positiva de nuestros sentimientos hacia la solución de conflictos. En el
caso que nos ocupa, como ya hemos mencionado, resulta imprescindible
alimentar el deseo de hacer el bien y aprovechar la energía que otros
sentimientos pueden aportar a la satisfacción de ese deseo.
Desde el punto de vista pedagógico, lo importante es que ambos
autores afirman que los dos tipos de inteligencia: la cognoscitiva y la
afectiva, se desarrollan paulatinamente y son susceptibles de recibir un
impulso a través de la educación.
5)
Las restricciones circunstanciales.
Se ha hecho énfasis en
que un acto de decisión se realiza en medio de un gran cúmulo de res-
tricciones, internas y externas. Aun sin determinarlo por completo, por-
que entonces no habría decisión posible, marcan los límites entre los
cuales puede realizarse la elección.
Desde el interior, los sentimientos y estados de ánimo particulares
que están presentes al lado del proceso, y la carga informativa con la
cual llegamos a apreciar la situación inicial, ya han sido mencionados
como factores concomitantes. Están, además, todos los aspectos exte-
riores, desde los físicos hasta los sociales, que limitan o impulsan y ma-
tizan la previsión de acciones viables entre las cuales seleccionar la que
se evalúe como la mejor, «dadas las circunstancias». Ser libres no quie-
re decir que hagamos siempre lo que queramos, sino que elijamos entre
lo que podemos llevar a la práctica.
6)
Las destrezas y recursos físicos y sociales.
Ante las restriccio-
nes y posibilidades, la persona procede según los recursos que considere
a su alcance. Talentos y habilidades personales, simpatías, instrumentos,