Jorge Martínez Sánchez
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Hemos incursionado en varias dinámicas con distintos grupos de
alumnos en cursos de diversa índole, algunos más científicos y otros
más humanistas. Recordamos ahora la experiencia durante un curso de
Planeación Educativa ofrecido a alumnos de las licenciaturas de Psico-
logía y Pedagogía.
Como parte del aprendizaje del tema de los procesos de decisión,
se pidió a los alumnos que contestaran una nueva versión del cuestiona-
rio mencionado, se catalogó cada uno según el porcentaje de respuestas
con respecto a los tres estilos definidos y el resultado se devolvió a los
alumnos. La reflexión en clase permitió ahondar en la importancia de
atender al contenido de las categorías sobre los procesos de decisión y
la necesidad de procurar ser cada vez más atentos, inteligentes, reflexi-
vos y, en definitiva, responsables en las decisiones, atendiendo a la fuer-
za del deseo de ser mejores personas y de convertir una institución
educativa en un organismo promotor del desarrollo moral.
Además de verificar el aprendizaje del grupo a través de una eva-
luación formal y de sus ensayos finales, se entrevistó personalmente a
un par de alumnas después de haber concluido el curso. Para una de
ellas, el mero hecho de contestar el cuestionario había significado una
experiencia formativa.
Este es un ejemplo de la posibilidad de dirigir algunas actividades
de aprendizaje hacia el robustecimiento del proceso de decisión, en la
perspectiva de la educación de la libertad. Tal vez el cuestionario pueda
evolucionar hacia un material didáctico utilizable en una diversidad de
circunstancias educativas.
Otras experiencias que se han explorado para propiciar el desarrollo
en el tema de las decisiones, han consistido en grupos de reflexión sobre
decisiones tomadas o por tomar, o en aplicar cuestionarios y entrevistas a
alumnos sobre sus decisiones académicas en un curso de matemáticas.