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Aprendiendo a ser críticos
reciben comentarios relativos a su belleza, a su ininteligibilidad o al abu-
rrimiento que provoca pues los alumnos no están habituados a realizar
una crítica; en lugar de eso, «se asemejan a la gente de la Edad Media,
que debía respetar cualquier cosa que se hallara escrita ya que los libros
eran escasos y, por lo tanto, todo lo que se hallaba escrito se presumía
verdadero» (Tolley, citado por Monroy, 2003).
Dicen González y Landero (2004) que antes de pretender que los
alumnos se interesen
en
, se debe fomentar en ellos la crítica y darles
elementos para que la aprendan y la generalicen a todas las lecturas que
hagan. La crítica es una herramienta esencial que se debe enseñar sin
suponer que la aprenderán por sí mismos.
Espinosa, Robles y Viniegra (1997) encontraron que lo que reciben
los alumnos a lo largo de una especialidad no influye para que critiquen
los artículos de investigación.
Sternberg (1985) define el pensamiento crítico como los procesos
mentales, estrategias y representaciones que la gente usa para resolver
problemas, tomar decisiones y aprender nuevos conceptos (p. 46).
Ennis (1987) concibe el pensamiento crítico como «pensamiento
razonable o reflexivo que está enfocado sobre la decisión de lo que
creer o hacer» (p. 10); y enlista siete componentes para analizar un
argumento y hace explícito el tipo de preguntas que los alumnos pueden
formular para poner en duda o desafiar otros puntos de vista.
Lipman (1992) identifica el pensar por sí mismo con el pensar
críticamente, pues una persona que piensa por sí misma proporciona
razones e identifica los criterios que orientan o fundamentan estas razo-
nes. Se centra en los criterios por los cuales uno formula juicios.
Maureen (2000) por pensamiento crítico entiende «el procedimien-
to que nos capacita para procesar información» (p. 15). El pensamiento
crítico tiene lugar dentro de una secuencia de diversas etapas, comen-