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María Eugenia de la Chaussée Acuña
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el problema o el fenómeno objetivamente y a fondo, para poder enten-
derlo, analizarlo y juzgarlo fácticamente en toda su extensión y comple-
jidad.
Argumentar es una de las operaciones mentales del tercer nivel
del método interior. Es presentar datos y pruebas para fundamentar,
demostrar y hacer creíble algo. Para esto se aportan evidencias, prue-
bas, explicaciones y razonamientos. Cuando alguien argumenta trata de
demostrar o de probar algo.
Para argumentar se requiere de operaciones mentales de los otros
niveles como atender, analizar, entender, reflexionar, recoger y seleccio-
nar evidencias. La argumentación se centra en las siguientes preguntas:
¿se puede comprobar?, ¿cómo?, ¿cuáles son las pruebas o evidencias?,
¿cuáles son las pruebas relevantes o los argumentos?, ¿qué demuestran
las pruebas o los argumentos?, ¿no son contradictorias las pruebas?, ¿es
lógico el resultado de...?, ¿por qué?
Como dice Cros (2003), la argumentación es una actividad racio-
nal del sujeto en la que el argumentador ofrece razonamientos ya sea a
sí mismo o a otras personas.
Para algunos autores como Calderón y León (1996), argumentar
es formar un discurso que dé cuenta de nuestras convicciones acerca
de un asunto.
Un argumento para Capaldi (1990) es una serie de aseveraciones
(oraciones, proposiciones) que individualmente o en conjunto «apoyan»,
«demuestran» o «dan prueba de» otra aseveración. Puede haber toda
una serie de aseveraciones de apoyo. La
conclusión
es la aseveración
que resulta apoyada, demostrada o probada. Todo argumento entraña
un tema central y una conclusión apoyada por premisas o razones que
supuestamente sirven de pruebas. El argumento que se defiende debe
ser asumido en la conclusión. Se presentan datos con el fin expreso de