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Aprendiendo a ser críticos
respaldar su conclusión. Un argumento puede no ser coherente con los
hechos objetivos, sea porque las premisas o razones esgrimidas son senci-
llamente falsas o porque las implicaciones o resultados de la conclusión
serían considerados insuficientes o falsos. Una conclusión se identifica
con las siguientes palabras: «evidentemente», «ciertamente», «no hay duda
de», «por supuesto», «con seguridad», «es perfectamente claro que».
Saiz (2002) como
indicadores de conclusión
señala: «por lo tanto»,
«por consiguiente», «así pues», «consecuentemente», «se sigue de».
Dice Saiz (2002) que en el lenguaje cotidiano utilizamos indistinta-
mente las palabras «reflexionar» y «pensar» para referirnos a los proce-
sos mentales relacionados con el razonar. Para Saiz, razonar es la
capacidad intelectual más importante pues sería difícil creer o decidir
algo importante sin este mecanismo. El conocimiento de la realidad y las
acciones a que esto da lugar descansan en el razonamiento. Consiste en
«derivar unas cosas de otras, inferir una idea o extraer una conclusión
de otras» (p. 21). El razonamiento nos proporciona conocimientos nue-
vos en virtud de las relaciones que establecemos con lo que ya sabe-
mos. Gracias a estas relaciones podemos derivar o inferir información
inexistente hasta ese momento, al menos en parte. Inferir algo o «ex-
traer algo de algo» (intelectualmente hablando) es el núcleo sustancial
de la reflexión. Para saber si estamos o no delante de un razonamiento,
el criterio que propone es: que a menos haya una razón y una conclu-
sión. Las razones son las afirmaciones que apoyan o sustentan las con-
clusiones (algunos autores utilizan indistintamente los términos «premisa»
y «razón»). Los
indicadores de razón
son: «porque», «puesto que»,
«dado que», «por esta razón»…
Alguien que reflexiona no se queda conforme y satisfecho con los
rumores o las opiniones de otros, con hipótesis no verificadas y teorías
no comprobadas.