Página 7 - abril2013

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Decidiendo leer
para crecer
Por Dr. Gonzalo Inguanzo Arteaga,
Director General Académico
Iniciaré con una frase de un filósofo y sacerdote español
del siglo XIX, Jaime Balmes quien dijo: “La lectura es como el
alimento; el provecho no está en proporción de lo que se come,
sino de lo que se digiere.”
En este sentido quiero compartir algunas reflexiones en torno
a las ventajas que pueden señalarse para invitar a nuestros niños
y jóvenes a leer cada día un poco más. Ambos, la lectura y ver
la televisión tienen defensores y detractores y no es mi inten-
ción a través de este pequeño escrito invitarlos a que se queden
con uno u otro sino expresar algunos argumentos a favor de leer
siempre un poco más. De más está señalar que los amantes de
la televisión pudieran esgrimir otros argumentos a favor de ésta
y sería interesante poder debatir sobre el particular.
Una ventaja de leer es que esta actividad indudablemente
ayuda a estimular la imaginación del ser humano. Cuando esta-
mos leyendo un libro de historia antigua, de ciencia ficción, no-
vela contemporánea, u otro cualquiera, estamos siempre siendo
retados por el autor para que podamos ir estableciendo todo un
escenario a partir de las palabras escritas por el autor, en este
sentido cada uno de los lectores partiendo de su experiencia
previa y de su capacidad cognitiva podrá irle dando sentido per-
sonal a lo que el autor nos refiere. En el caso de la televisión, más
allá del uso de muchas estrategias visuales, las historias terminan
siendo contada para todos de manera parecida. En este sentido,
puede ser explicado por qué la mayoría de las personas que ven
un filme que es adaptado de una novela terminan diciendo que la
película es buena pero nunca mejor que el libro que le antecede.
Otra ventaja que puede ser señalada es que leer aumenta
nuestro vocabulario, a través de la lectura accedemos a nuevas
palabras constantemente, vamos reconfigurando nuestro léxico y
además tenemos la posibilidad de mejorar nuestra ortografía. La
lectura ayuda indiscutiblemente al desarrollo y perfeccionamien-
to del lenguaje mejorando además la expresión oral y escrita.
Otro argumento a favor de la lectura es que permite un mejor
desarrollo de procesos cognitivos básicos (memoria, atención
y percepción). A medida que lees, nuestra mente tiene que ir
traduciendo las palabras en ideas, y aparejado a esto, también
vas visualizando y relacionando estas ideas con los conocimien-
tos que ya tienes; lo cual nos invita a mantenernos activos en
este proceso desde el punto de vista intelectual. La televisión te
permite a través de las imágenes a entender una historia, en la
lectura aun cuando estás enfrentándote a palabras que cuenta
una historia, de igual manera estás retado a visualizar lo que lees
y por tanto debes estar visualizando. Una persona con hábito de
lectura posee autonomía cognitiva, es decir, está preparada para
aprender por sí mismo durante toda la vida.
En resumen, la lectura no solo proporciona información sino
que permite una mejor educación de nuestras potencialidades,
permite la reflexión, el análisis y nuestra concentración, accede-
mos a conocimientos nuevos que en un futuro nos pueden ga-
rantizar ser exitosos en el campo laboral o académico; pero no
todo es “serio o aburrido” pues también nos permite que recree-
mos mundos que no podemos conocer realmente, nos distrae y
entretiene. Aquella persona que decide leer está apostando por
crecer en todos los sentidos y eso sin lugar a dudas significa que
apuesta por sí mismo.
La mujer de los macacos
es un sólido argumento contra ese tipo de afir-
maciones, sean ligeras o necias. Desde las primeras páginas recono-
cemos cómo construye Alejandro Badillo una novela con un argumento
tan sencillo. La novela inicia así: “Después de una prolongada ingesta
de pastillas Matías Blumfeld, recién jubilado, se sentó en el sillón de
piel y miró la luz de la tarde en los edificios” (11). Estas líneas revelan
la condición, el pasado, la situación y la afición del protagonista. Cada
uno de estos aspectos (la medicina, la jubilación, el estar sentado en un
sillón y mirar) se convertirán en cuatro temas o motivos que describirá
a detalle en las páginas posteriores. Enseguida aparecerán nuevos mo-
tivos que le servirán al narrador para demostrar el dominio que tiene de
este valioso recurso. Al describir introduce la operación necesaria para
poner “la vista en el detalle” (43). El mismo título,
La mujer de los maca-
cos
resulta la afirmación de una propuesta estética y de la importancia
que cobra el detalle, sobre todo al final de la novela, ya que “explica la
razón del detalle y clarifica su causa subjetiva y su función”.
En una época en la que el vértigo, la rapidez, la simultaneidad y la
acción, ocupan casi un espacio privilegiado,
La mujer de los macacos
parece navegar en sentido contrario. En un contexto donde se privi-
legia la idea de literatura como un entretenimiento pleno de historias
interesantes, léase, rebosantes de intrigas,
La mujer de los macacos
,
resulta una excentricidad. Por lo anterior cabría preguntarse si
La mujer
de los macacos
es anacrónica. Y respondo: de ninguna manera. Por
el contrario, refresca e invita a disfrutar de la descripción, una técnica
fundamental para la narrativa.