Página 6 - enero2013

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mosaico
central
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E
l 21 de mayo fue declarado por la UNESCO el “Día mun-
dial de la diversidad cultural para el diálogo y el Desarro-
llo”, centra este reconocimiento en la valoración de las
capacidades, cosmovisiones, sabidurías que desde la
diversidad cultural brindan herramientas para impulsar el desa-
rrollo sostenible de los individuos, comunidades y países. Tema
importante para las sociedades contemporáneas, puesto que
una de las características de la mayoría de países hoy día, es su
composición multicultural, fruto de su estructura de origen o por
la migración motivada por la búsqueda de mejores condiciones
de vida. Sin embargo, la manera en cómo se aborda el reconoci-
miento a la diversidad cultural varia según el lugar y se puede afir-
mar que en la mayoría de los casos, se generan conflictos para
afrontar la existencia o afirmación de las culturas “minoritarias”.
Mattelart (2005, 147), define como cultura al conjunto de ras-
gos distintivos espirituales y materiales, intelectuales y afectivos
que caracterizan a una sociedad o a un grupo social y que abar-
ca los modos de vida, las maneras de convivencia, los sistemas
de valores, las tradiciones y las creencias. En tanto, la diversidad
cultural es la multiplicidad de estas expresiones a través de las
cuales se manifiestan las culturas de los grupos sociales exis-
tentes en las sociedades.
Para Bourdieu, los grupos sociales se relacionan en un campo
de fuerzas o despliegue de representaciones, en donde se afir-
man poderes y debilidades específicos, es por ello que en esta
relación de fuerzas, la cultura dominante determina las reglas
del juego. Por tanto, el reconocimiento de la diversidad cultural
implica aspectos muy profundos y complejos que van desde la
relación cotidiana entre las diversas culturas, fundamentalmen-
te aquellas que cuentan con menos poder y que perviven en
condiciones de dominación, subordinación y exclusión, hasta su
reconocimiento jurídico político para establecer un diálogo inter-
cultural más equitativo.
Cada cultura es producto del caminar de un pueblo en un con-
texto determinado, una geografía y una historia, es así como en
México, el reconocimiento de la diversidad cultural tiene que ver
con la historia bajo la cual se constituyó el Estado nacional. Es
aquí donde surgen las preguntas ¿cómo establecer un diálogo in-
tercultural respetuoso tomando en consideración las 62 culturas
existentes, con diferentes cosmovisiones, contextos, geografías
y una sola historia basada en la dominación? En estos momentos
del país ¿es posible replantear el reconocimiento de la autono-
mía de los pueblos indígenas? Preguntas difíciles de responder
en momentos en que se firman tratados de libre comercio para
la explotación minera o se expropian tierras para carreteras, pro-
yectos ecoturísticos en territorios ocupados fundamentalmente
por estos pueblos, quienes debido a su cosmovisión religiosa de
un respeto profundo por la naturaleza y al escaso manejo de tec-
nología industrializada, han logrado mantener menos explotados
los recursos naturales de sus regiones, materia importante para
la cultura en la que domina la lógica mercantilista.
Es evidente que no existe un orden social sin conflicto, pero
dado el panorama actual de nuestro país, resulta poco claro el
horizonte para establecer un diálogo maduro y franco que permita
vinculaciones de respeto y aceptación de la diversidad cultural, del
reconocimiento del “otro” como “mi otro”. Por otra parte, ¿cómo
modificar el “inconsciente social” discriminador que minimiza una
cultura y exalta otra?, ¿cómo borrar la vergüenza que siente un
totonaco, un náhuatl o un mixteco al hablar su lengua en espa-
cios públicos?, ¿cómo establecer un diálogo cultural democráti-
co, cuando en los cruceros las mujeres tzotziles o tzeltales están
vendiendo chiles porque ya no tienen tierra en donde sembrar o
porque sus maridos migraron por falta de condiciones mínimas
para la supervivencia de sus familias?
La valoración de la diversidad cultural en México, implica diver-
sos aspectos que van desde su reconocimiento jurídico político,
hasta acciones más cotidianas como el respeto a la dignidad de
las personas que conforman estos pueblos, lo que se traduce en
acciones concretas en los espacios de gestión, de relación y vin-
culación. Establecer relaciones de igualdad, valorar y aceptar la
diferencia como una riqueza para el país, asumir que el reconoci-
miento a la diversidad implica incluir, borrar estereotipos y, sobre
todo, elaborar propuestas de educación para la inclusión, tanto
para la cultura dominante, como para la cultura dominada y esto,
¿será posible en un estado neoliberal como el que nos gobierna?
Fuentes:
Bourdieu, Pierre. (1990)
Sociología y cultura
. Consejo Nacional para la Cultura
y las Artes, Grijalbo, México.
Mattelart, Armand. (2005)
Diversidad Cultural y Mundialización,
Paidós, México.
¿Es posible establecer un diálogo res-
petuoso entre diferentes cosmovisiones
culturales?
Por Mtra. Rosalba Zambrano Velasco, académica del Área de Servicio Social
Ilustración: Edith Hernández Durana