Página 6 - febrero2014

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Ilustración: Edith Hernández Durana
La libertad de elección y
nuestra percepción
Por Mtra. Carmina Santos Bond, coordinadora de la Licenciatura en Diseño Gráfico
D
iariamente tomamos miles de decisiones de forma consciente e inconscien-
te pues en nuestra sociedad tenemos la libertad de escoger entre muchas
opciones y de elegir según nuestros gustos, inclinaciones y recursos. En re-
lación a la cantidad de alternativas que tenemos, se percibe que si tenemos
suficientes de ellas, tendremos mayor libertad para elegir lo que queremos y por ende
obtendremos un aumento de satisfacción y felicidad al conseguirlo. Sin embargo esta
percepción de la realidad en nuestros días no representa el absoluto de “ser feliz”, ni
lo garantiza.
En un día normal comenzamos decidiendo si nos levantamos a la hora que suena
nuestro despertador o si lo haremos con las tres siguientes alarmas que tenemos
programadas; nos paramos frente al closet y escogemos qué vestir dependiendo de
cómo pinta el día y nuestras actividades; decidimos qué tweet leer, en qué foto comen-
tar o qué correo contestar de entre los cientos que vemos en nuestros buzones y redes
sociales diariamente; nos acostamos y decidimos a qué hora pondremos la alarma
para levantarnos al día siguiente... y no olvidamos poner varias alarmas pensando en
que tal vez no dejemos la cama al escuchar la primera.
Nuestro rango de opciones es muy amplio y dentro de éste encontraremos la opción
más adecuada para nosotros, esa que probablemente nos dará la satisfacción que
buscamos. Pero ¿realmente estaremos satisfechos? ¿Qué sucede si las opciones son
demasiadas y no podemos tomar una decisión?
En un contexto en donde las alternativas se han multiplicado exponencialmente,
el psicólogo Barry Schwartz quien estudia los lazos entre la psicología y la economía
en la vida moderna, introdujo el término “Paradox of Choice” (Paradoja de las opcio-
nes), planteando que la gran cantidad de opciones que tenemos diariamente, nos
ha producido frustración y en algunos casos depresión. Este planteamiento parte de
que podemos experimentar parálisis al momento de tomar una decisión y al tomarla
podríamos sentimos insatisfechos pensando en que la opción que elegimos tal vez no
fue la mejor de todas, aunque inicialmente estuviéramos convencidos de ella.
Schwartz nos explica algunas situaciones que podemos experimentar:
1.
Al tomar una decisión nos preguntamos si realmente hicimos lo correcto.
2.
Sentimos remordimiento sobre el costo de oportunidad de nuestra decisión y nos
preguntamos sobre aquello que “perdimos”, culpándonos por haber escogido mal.
3.
Magnificamos las expectativas e idealizamos la decisión que tomamos.
Si nos enfocamos en nuestro entorno universitario, al momento de decidir nuestra
carrera tenemos la opción de estudiar cualquier profesión existente y la elegimos de
acuerdo a nuestros gustos, aptitudes y aspiraciones. A veces prolongamos esta de-
cisión hasta que es inevitable tomarla y al hacerlo pensamos en las opciones que no
escogimos. La incertidumbre puede crecer cuando nos graduamos y llega la hora de
trabajar, ya que la cantidad de alternativas nos abruma y creamos altas expectativas
de los posibles panoramas que tenemos frente a nosotros. Idealizamos nuestra elec-
ción y nos decepcionamos con cualquier detalle que sale mal, culpándonos a nosotros
mismos y a nuestro contexto.
Definitivamente debemos mantener un equilibrio mental y emocional al decidir, pues
vivir insatisfechos con nuestras decisiones provoca que no disfrutemos el tiempo pre-
sente. Solemos enfocarnos en “el hubiera” que no es más que un tiempo inexistente.
Con el paso de los años, la cantidad de opciones que tengamos al tomar una decisión
irán en aumento, pues la personalización de servicios y productos es una tendencia
acentuada. Pensando en nuestro bienestar y en el de quienes nos rodean, debemos
aprender a equilibrar nuestros procesos analíticos y lo que nos dice nuestra intuición,
debemos abrazar ese momento y asumir la responsabilidad de nuestras decisiones,
respetando las consecuencias. Es importante que pensemos que si algo puede salir
mal, realmente nos ayudará a aprender cosas nuevas y por lo tanto nos hará crecer. Si
nos apegamos a esto, al final lo que decidamos será lo mejor, pues nos permitirá vivir
nuestra libertad de elección y percibirla positivamente.