Página 14-15 - junio2013

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formando el
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formando el
mosaico
Por Alfonso Vidal Morcillo, alumno de
Ingeniería Industrial
El hombre es un animal racional, pero lo que tiene de
pensante lo tiene de animal. ¿Es lógico destruir la única herencia
valiosa para las generaciones futuras? ¿Es egoísmo? ¿Masoquis-
mo? O simplemente el hombre es por naturaleza malo y esto lo
incita a cometer actos criminales contra el prójimo. Si esto es rela-
tivamente cierto, ahora imagina qué no le haría a un animal de otra
especie, a su entorno, al medio ambiente…
A mi parecer esto se debe a la falta de cultura, de educación: es
válido pensar que el planeta es una fuente inagotable de recursos,
de energía, de comida; tiene tanto que ofrecer que lo queremos
todo para nosotros, para nuestra comodidad, nuestro bienestar,
para hacer nuestra vida más fácil.
No piensas que si alguien tala un árbol o un bosque hay menos
oxígeno y más dióxido de carbono- esto no lo respiras-, no pien-
sas que los aires acondicionados y los aerosoles emiten cloro-
fluorocarbonos que contribuyen al calentamiento global-pero tie-
nes calor, te gusta verte bonita (o)-, no piensas en el abuso de los
combustibles fósiles, no piensas en las muchas empresas que
Mi planeta, tu planeta, nuestro planeta
contaminan ríos con sus desechos, en los muchos aparatos elec-
trónicos que desechas y terminan contaminando el suelo, en los
derrames de petróleo, en los ejercicios con armamento bélico, en
la caza de animales por negocio, recreación, deporte, y muchos,
muchos otros ejemplos donde no hay reciprocidad sino perjuicio
contra todo lo que nos ofrece nuestro planeta.
La educación cambia a las personas que cambiarán al mundo,
y por suerte hay personas y organizaciones preocupadas por esta
problemática que contribuyen con su granito de arena en la pro-
tección del ambiente, personas que buscan soluciones eco-ami-
gables, soluciones verdes como las energías alternas. Pienso que
las soluciones amigables para el ambiente pueden realizarse todos
los días por cualquier persona: tira la basura en su lugar, apaga las
luces que no utilices, haz ejercicio, si puedes prescindir de tu auto,
pues hazlo. Son soluciones tan fáciles y hacederas que si aplicára-
mos esa de que muchas personas en lugares pequeños haciendo
cosas pequeñas harían un gran cambio, el mundo sería totalmente
diferente. Es nuestro planeta, nuestro hogar, cuidémoslo.
Cartón: Guillermo de Uriarte, alumno de la Licenciatura en Diseño Gráfico
P
ensé en varias maneras en las que podría hacer llegar mi
punto respecto a lo que viene pasando con el medio am-
biente, con todos los daños, la extinción de flora y fauna,
el petróleo, el CO
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y la humanidad –principalmente a la
humanidad–, pero no me vinieron a la mente más que una serie
de argumentos que, más que argumentos, sonaban como un ata-
que a mi propia especie. Sin duda eso hubiera hecho que quien
ahora me lee no pasara del quinto renglón, de manera que voy a
sutilizar el asunto.
La urticaria de Gea
¿Por un medio ambiente sano?
A
ctualmente podemos observar en las grandes ciuda-
des de México, altos niveles de contaminación emi-
tidos por sus más de 340 mil establecimientos indus-
triales, de comercio y servicios; los cuales arrojan al
drenaje y alcantarillado aproximadamente 8 mil kilogramos de
plomo, así como níquel y etanol en la capital mexicana.
A su vez, el Registro de Emisiones y Transferencia de Con-
taminantes (RETC) registró anualmente, 547 mil toneladas de
dióxido de carbono en el aire, generado principalmente por in-
dustrias de bebida, alimentos y tabaco.
Al respecto, el gobierno mexicano se ha limitado a realizar pla-
nes de contingencia por la contaminación atmosférica, los cua-
les más allá de dar una solución accionaria, dejan clara la posi-
ción del “reaccionismo” con sus mal llamadas políticas públicas.
Es así como podemos observar a lo largo de los 5 millones de
km² de territorio nacional (INEGI:2005) los claros efectos de la
falta de un ambiente sano, con ejemplos visibles como lo es el
caso del Caribe, que cuenta con playas erosionadas, envueltas
en la escandalosa inversión de 700 millones de pesos anuales
por recuperarlas, de igual forma, encontramos el norte del país
azotado anualmente por las duras sequias que destruyen co-
sechas, y provocan los altos índices de mortandad del ganado.
Por otro lado, y sin quedar fuera del escenario político ubica-
mos al centro del país, que más allá de agotar las cinco cuencas
de agua aún existentes, la falta de sistemas de drenaje adecua-
Por Daniel Benavides Mariño, alumno de la
Licenciatura en Comunicación
Por Leyla de la Fuente Zárate, alumna de la Licenciatura en Ciencias Políticas y Administración Pública
Ilustración: Ma. Lissette Rojas Tejeda
dos y plantas de tratamiento, provocan que las ciudades des-
carguen a diario enormes volúmenes de desechos humanos e
industriales en el medio ambiente.
La trascendencia internacional del tema ha llegado a las con-
ferencias mundiales de la Organización de Naciones Unidas,
la cual, ha realizado paulatinamente registros, informes y re-
comendaciones a los Estados para tomar medidas adecuadas
al problema. Ante ello, desde 1948 en la Declaración Universal
de Derechos Humanos se estipula que la obtención de un am-
biente sano, así como los servicios públicos, salud, educación y
vivienda, se deberán satisfacer por el Estado.
Más tarde, aparece la Conferencia de Naciones Unidas sobre
el Medio Humano en 1972, seguido por la estrategia de política
“La infancia y el medio ambiente” creado por la UNICEF en 1989
y la Declaración de Río sobre el Medio Ambiente y el Desarrollo
en 1992. Es decir, por un lado el gobierno no ha sabido emplear
políticas adecuadas para el seguimiento y desarrollo de un am-
biente sano en México, pero por otro, el mexicano no ha sabido
adecuar sus prácticas y estilo de vida de manera que no se vean
afectadas las siguientes generaciones.
En resumidas cuentas, se debe reflexionar acerca de la produc-
ción actual del 6.4% y 9.4% de contaminantes producidos por el
Estado de México, Jalisco, Veracruz y el Distrito Federal, así como
los 170 kg. de contaminantes atmosféricos por cada mexicano (a),
lo que equivale al peso de dos personas adultas. (SEMARNAT: 2008)
Nuevamente acudí al compendio humano por excelencia, el
Internet, y encontré la historia anónima que estoy a punto de rein-
terpretar y que en mi opinión representa a la perfección la manera
en la que deberíamos tomar consciencia sobre nuestro actuar
sobre el planeta, hoy.
Un mensajero de la humanidad fue enviado a hablar con la Madre
Naturaleza -Pacha Mama, Gea, o Eywa, para los fans de Cameron-
para pedir disculpas en nombre de toda la especie por todos los
estragos, por la destrucción y por la irresponsabilidad. La Madre
Naturaleza, con una sonrisa en el rostro lo consoló cariñosamente
diciendo: –Oh, mis egocéntricos seres humanos… –A lo que inte-
rrumpió el hombre respondiendo nervioso, con palabras llenas de
angustia: –¡Sí! Perdónanos por ser tan egoístas, nunca fue nuestra
intención acabar con la naturaleza y con todo el planeta… –No, no.
A eso no me refería. –contestó sonriendo aún con calma y dulzura–
Verás, la naturaleza se adapta. Ella, sin importar lo que se le haga,
cambiará y asumirá nuevas formas, una tras otra… No cabe duda
de que la naturaleza ha pasado por peores cosas que ustedes, los
humanos. Sin embargo, están en el proceso de cambiarla tan rápi-
damente, que no pueden vivir en ella. Ustedes no están matando
a la naturaleza, se están matando a ustedes. –Tomó en sus brazos
al pequeño hombre y lo abrazó con amor.– A eso me refiero con
egocéntricos, piensan que si ustedes no viven, nada más lo hará.
–El mensajero, que antes parecía estar encontrando alivio, quedó
atónito. Sin soltarlo de sus brazos, la Madre Tierra añadió con un
suspiro: –Vete ya. No los extrañaremos.
Somos solo un momento en la faz de la Tierra, y aunque ella
esté siempre cambiando, compartimos el mundo con otras formas
de vida. Sí, lo estamos destruyendo todo, pero la verdad es que a
nadie le importa la vida humana más que a nosotros. Cuidémoslo
todo para cuidarnos a nosotros, hagamos que el rato valga la pena
y hagámonos extrañar.