Página 6 - junio2014

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mosaico
central
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No tengo tiempo para ir al gimnasio”. “Me gustaría leer, pero
no encuentro el momento”. “No alcancé a llegar a la función
de cine”. “Mi agenda está tan saturada que no tengo ni cinco
minutos libres”. Alguna vez hemos repetido estas frases en es-
pera de comprensión y búsqueda de justificación por todo aquello
que dejamos de hacer, sin embargo, no encontramos cobijo pues
finalmente no realizamos todo lo que nos gustaría y aún no he-
mos creado días de 25 horas.
Si hablamos sobre el “tiempo ocupado” y el “tiempo libre”, la dife-
rencia no es tan amplia y ésta radica simplemente en las actividades
que realizamos y en cómo las organizamos, de esta forma el primer
tiempo se refiere a nuestra ocupación o “deber” que abarca nuestros
estudios, trabajo u otras responsabilidades y el segundo tiempo a
las actividades de ocio, como la convivencia social, nuestros hob-
bies y gustos.
Es frecuente que expresemos nuestra necesidad de tener una
mejor vida social, leer más, hacer ejercicio, comer saludablemente
o incluso descansar mejor, sin embargo, el tiempo no nos alcanza.
Pero entonces ¿en qué gastamos el tiempo? y más importante ¿por
qué no nos sobra el tiempo? Para aclarar este punto podemos hablar
sobre cómo se desenvuelven nuestras labores. Imaginando al tiempo
como un contenedor, las actividades con las que lo rellenamos pare-
cen tener un estado gaseoso en vez de sólido, pues tienden a ocupar
todo el espacio que las encierra, dándole sentido a la frase “El trabajo
ocupa todo el tiempo que lo contiene”.
Aun sabiendo organizar nuestras actividades, es probable que nos
extendamos pues comúnmente no estimamos bien el tiempo que ne-
cesitamos para completar una tarea o hay factores que incurren en
ella. Además de esto y según los estudios de Jennifer Coull, Ruey-
Kuang Cheng, y Warren Meck, no podemos ver el tiempo de la misma
manera en que vemos el color, distinguimos las formas o nos ubi-
camos pues no tenemos receptores sensoriales dedicados especí-
ficamente a percibir el tiempo y por ello representa una sensación
fundamentalmente intangible, la cual curiosamente tiene efectos tan-
gibles y visibles en nuestra vida. Afortunadamente (y algunas veces
desafortunadamente) existen los relojes y las agendas.
El efecto de rellenar el tiempo es explicado por Tim Ferris en su libro
“Four hour work week”, en el que relata que siendo empresario sólo se
dedicaba al trabajo y cuando tuvo síntomas dañinos por el estrés, deci-
dió tomarse unas vacaciones, viviendo en su primer día libre un ataque
de ansiedad que fue ocasionado por pensar que su empresa quebraría
sin él. A pesar de este episodio, Ferris se mantuvo firme y decidió conti-
nuar con sus vacaciones. A su regreso y con la mente fresca, descubrió
que muchas de las tareas que hacía podían ser eliminadas, reducidas
o delegadas. Encontró las actividades que realmente debía hacer y
buscó la forma de optimizarlas, lo cual le dejó un tiempo considerable
para hacer actividades personales y otros proyectos.
Casos como el que menciono, se repiten cada vez que alguien se
da la oportunidad de liberar un poco de tiempo en su agenda y po-
nerle un alto al torbellino del día a día; ese es el momento específico
donde hay avances en relación al manejo de nuestro tiempo libre. Es
necesario que encontremos un balance entre nuestros deberes y el
ocio, pues cualquier actividad (o la falta de ellas) llenarán automáti-
camente el tiempo. Las actividades personales son muy importantes
y por ello es necesario estructurarlas como cualquier otra actividad
en nuestra agenda. Personalmente he tenido temporadas donde
trabajo más de lo que debo y hago de lado el tiempo libre, pero cuan-
do esto sucede he observado que la vida pasa más rápido y que si
no me detengo un momento para “darme tiempo”, es posible que
la vida se me vaya como arena entre los dedos. Definitivamente es
prioritario que tomemos distancia y observemos las cosas que suce-
den cada día, que disfrutemos los momentos pensando que no hay
permanencia voluntaria y que ubiquemos el tiempo libre dentro de
nuestra agenda, como una roca que no debe pulverizarse.
El tiempo libre ¿se crea, se destruye o nos transforma?
Por Mtra. Carmina Santos Bond, coordinadora de la Licenciatura en Diseño Gráfico
Ilustración: Edith Hernández Durana