Página 13 - marzo2014

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formando el
mosaico
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Ella nunca me dirigió la palabra. Siempre se pasaba de largo, caminando a prisa
sobre
esos tacones que jamás dejaban de sonar por los pasillos. Ella no me dirigía
palabras pero sí caras, gestos, muecas de desprecio. Su mirada…que me hacía sen-
tir su asco; aquel que yo despertaba en sus entrañas. Cada vez que su par de ojos se
postraban en los míos sentía el fuego infernal abalanzándose sobre mi cuerpo; algo en
mí que me era incontrolable se encendía y me consumía, como una avalancha cósmica
aplastando mí calaca y mis tendones carcomidos por el fuego. Quizás era eso: el color
tan ámbar de sus ojos era del color del fuego. De ese fuego.
Al inicio la evitaba. Cerraba mi mirada cuando escuchaba sus pasos y pretendía que no
existía, pero aquello pronto dejó de funcionar. Sus tacones taladraban mis tímpanos aún
de noche y al día siguiente no podía evitar correr despavorido a la hora en que llegaba.
Sé que ella lo sabía; cuánto horror tenía de ella y cuánto la evitaba y aún así, lo hacía, sin
decirme nada me veía día tras día y en algún momento noche a noche en mis pesadillas.
En medio de ese huracán de llamas que de niño consumió mi casa, aparecía, y sin decir
nada me crucificaba con su mirada. No dormí por meses.
No tuve otra salida…
Desde chico yo ya estaba acostumbrado al ruido: a las burlas, a las bromas. A que
me pusieran por apodo todas las maneras de fealdad y a ser el monstruo del pueblo.
Quizás por eso me enervaban tanto su silencio, sus miradas. Porque ella igual estaba
acostumbrada. Ella y yo éramos testigos mutuos, cómplices en la anormalidad. A ella
igual le ponían apodos, y no era raro que en la calle la agarraran. Al principio fue un bo-
rracho, luego fueron sobrios y a cada rato. La metían al callejón y le profanaban todo...y
ella nunca decía nada.
Aquella noche tampoco dijo nada, no gritó, no nada. Cuando la azoté contra ese muro
de ladrillos no me dijo nada. Cuando la agarré en el callejón oscuro a ladrillazos no me
dijo nada. Nadie oyó ese grito mudo que se ahogó con ella en esa esquina de miseria
donde la dejé tirada.
Hasta ahora sigo sin poder comprender por qué nunca se dio cuenta que podíamos
haber sido amigos, aliados. A mí me despreciaban todos por no tener rostro, por faltarme
un ojo y no tener padres. Ella tampoco los tenía. Ambos éramos los marginados de mi
pueblo: ella por muda, yo por feo.
El silencio y la llamarada
Por Guillermo Guadarrama Mendoza, alumno de la Licenciatura en
Literatura y Filosofía
El bullying no es un problema exclusivo del ámbito escolar,
sino que se puede presentar en diferentes situaciones: bullying en
el trabajo e incluso en la familia. El bullying se manifiesta en diver-
sas formas y va desde agresiones verbales hasta físicas.
Una variable del bullying muy “ad-hoc” a nuestros tiempos es
el cyberbullying.
La era de la tecnología ha traído grandes cambios, muchos de
ellos sin duda buenos, pero también ha ocasionado situaciones
que no se tenían antes, como es el caso del cyberbullying por
medio de redes sociales.
Las redes sociales han cambiado la forma en la que nos comu-
nicamos, interactuamos y vivimos. Sin embargo a pesar de sus
múltiples ventajas, también han facilitado el acoso que sufren al-
gunos usuarios.
El anonimato en el cyberbullying es el principal problema que
se enfrenta, ya que no se puede saber realmente quién está ejer-
ciendo el acoso a los usuarios. El cyberbullying afecta a personas
de todas las edades.
Por Eduardo Zárate López, alumno de la Licenciatura en Mercadotecnia
Redes sociales: Ciberbullying
El bullying surge a partir de la intolerancia de las personas ha-
cia otros que no comparten características similares, ya sea por
una característica física o psicológica.
La tolerancia es uno de los valores más importantes de los se-
res humanos y se refleja en la aceptación de la diversidad que nos
rodea. Una persona tolerante tiene una perspectiva más amplia
de su entorno, ya que aprende a aceptar ideas, pensamientos y
opiniones de otras personas, lo cual puede resultar en un ejercicio
muy valioso de aprendizaje.
Pienso que para erradicar el bullying hace falta un esfuerzo co-
lectivo para ser tolerante con los demás y entender que no todas
las personas piensan igual que nosotros. Así mismo, considero
que para combatirlo es muy relevante desarrollar un sentido de
empatía para así entender por lo que está pasando la otra persona.
El cyberbullying es una situación que no se debe subestimar,
ya que tiene serias afectaciones en la vida de las personas, por
lo que es muy importante conocer el contexto del problema y
buscar solucionarlo.