Página 9 - noviembre2013

Versión de HTML Básico

formando el
mosaico [ 9 ]
Encuentros
humanos
Por Adriana Gorra Valtierra, alumna de la Licenciatura
en Diseño de Interacción y Animación Digital
Ojalá todas las personas tuvieran la oportunidad de hacer,
al menos, un viaje al extranjero en su vida. Ojalá pudieran com-
prender la riqueza cultural que se extiende en toda la superficie
de nuestro planeta. Ojalá el encuentro con otros mundos pusiera
en duda los principios que rigen el suyo, y que se dieran cuenta
de cuánto de lo que damos por sentado, que consideramos un
hecho “natural”, es una construcción social. Ojalá pudieran en-
contrar en rostros desconocidos un reflejo de sí mismos. Ojalá, a
través del viaje, expandieran su mundo exterior e interior.
Lamodernidadnos proporciona tecnologías,medios de transporte
y estructuras políticas y económicas que facilitan los viajes como
nunca antes en la historia. El encuentro entre países es más
continuo y contundente, y probablemente la llamada globalización
es un fenómeno que nos perfila a un proceso de homogenización de
las culturas del mundo.
Es cierto, no todas las personas tienen posibilidades de viajar,
principalmente por restricciones económicas, pero también de-
bido a limitaciones políticas, sociales o culturales que, al mismo
tiempo, se vuelven el motivo de otras para dejar su país.
Pero quienes tenemos la oportunidad de hacerlo, debemos
aprovecharla. Es probable que no tengamos los recursos in-
mediatos para tomar un avión e ir a Europa o Asia, por ejemplo, pero
para nuestra fortuna hay miles de opciones que nos pueden ayudar
a alcanzar esta clase de proyectos. En el caso de los estudiantes se
nos ofrecen innumerables programas de becas e intercambios en el
extranjero, con apoyos económicos y académicos provenientes de
diferentes tipos de organizaciones, tanto públicas como privadas
de nuestro país y de los países receptores. Los viajes pagados
a crédito son otra de las opciones para visitar diversos destinos.
Además las librerías y bibliotecas (sin contar con el siempre utilísimo
internet) nos ofrecen un amplio surtido en libros, artículos y revistas
sobre viajes y consejos generales, idiomas a nivel turista, guías de
países o ciudades, diarios de viaje, etc.
Y aun cuando el viaje no sea una opción en nuestra vida,
habríamos de procurar una aproximación con personas de otros
países en nuestra ciudad. Ciertamente, la experiencia es diferente,
pero aun así, a través de la franca conversación, se nos abre una
ventana a nuevas referencias. Saber cómo ve un extranjero nuestro
mundo, las diferencias y semejanzas que saltan a su mirada,
proporcionan un marco incomparable para la comprensión de
nuestras problemáticas y sus soluciones.
El objetivo es abrirnos al encuentro con otros seres humanos, que
son diferentes, y también iguales a nosotros, los dos al mismo tiempo.
Personas con las mismas necesidades biológicas, psicológicas,
sociales y emocionales que nosotros experimentamos, pero que
son conceptualizadas a partir de su propia cultura y por lo tanto son
satisfechas según estas nociones.
Al interactuar con personas de
otras culturas se nos abren oportunidades para repensar nuestra
realidad, nuestro ser. Se gestan posibles soluciones a nuestros
problemas a partir de diversas perspectivas, más amplias, ricas y
complejas. En fin, que la aproximación abierta y honesta a la gente,
especialmente la que tiene un sistema de pensamiento diferente al
nuestro, nos enriquece profundamente como seres humanos.
Corriendo en las alturas
Por Valery Estefannia Rocha Cortés, alumna de la Li-
cenciatura en Diseño de Interacción y Animación Digital
Nací y crecí en una pequeña ciudad, cuyo origen podría lla-
mársele ferrocarrilero, es un conocido municipio de aquel peque-
ño estado donde a simple vista las cosas no suceden y parecía un
lugar “estable” para vivir; donde la música de banda se escucha
a todo lo que da en fines de semana, las combis toman cualquier
calle y la convierten en base, donde los semáforos parecen es-
tar ausentes, o más bien ignorados, funcionando como un simple
adorno, donde los baches y charcos le han brindado de un inol-
vidable apodo; uno realmente termina aceptando que es un lugar
sin chiste donde nada parece pasar pero que de todo pasa, todo
mundo sabe que pasa.
Es de este lugar del que les quiero hablar y de un suceso del
que todos saben pero del que casi nadie habla.
Es la hora en que llegan los trenes a las estaciones, llegan de
México y Veracruz, uno que otro de Puebla; los policías están listos
en ambos lados de las dos vías, los autos estacionados esperan
a que pasen los trenes hasta que estos se detienen, arriba de los
vagones están los indocumentados, con la adrenalina a flor de
piel y la angustia en sus ojos; corren despavoridos al momento
en que los policías salen de sus camionetas, es una persecución
como en las películas, quienes son agarrados, son golpeados, y
quienes no, logran escapar, pocos lo consiguen.
Muchos terminan heridos gracias a esas columnas blancas
que recorren toda la vía, terminan algunos otros con balas en
las piernas y los hospitales a ninguno los quieren recibir.
La gente conoce esta realidad, la saben pero prefieren ignorarla,
ocultan su mirada de quien pide un poco de ayuda solo para seguir
un arduo camino a una vida mejor, y realmente hasta ahora parece
ser que México es un campo minado para quien quiere llegar a
Estados Unidos, son nuestros hermanos, no podemos ignorarlos,
¿por qué seguimos actuando como si nosotros fuéramos mejores
y ellos la molestia que hay que quitar?, nosotros sabemos, al igual
que ellos que la vida no es fácil, no tiene caso hacerla mucho más
difícil, apenas si podemos con ella.