Página 7 - octubre2013

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central [ 7 ]
Efectivamente, el Poder tiene la cualidad de sacar aquellas
características que están profundamente ocultas dentro de nues-
tra persona, es por eso que esta máxima de Maquiavelo, uno de
mis autores favoritos, me hace pensar cuánta razón puede haber
en tan pocas palabras. El Poder –con mayúscula- por definición
es la capacidad de influir sobre otros de manera definitiva, es de-
cir, que se coloca a la persona en una posición de autoridad en la
que puede decidir sobre situaciones, recursos o personas. Pero
autoridad y poder no son lo mismo. Tienen orígenes distintos,
pues la autoridad se legitima a través de la ética y el compromiso
mientras que el poder es algo que simplemente se posee por la
jerarquía o la estructura. Por ejemplo, el profesor que tiene poder
sobre sus alumnos por su jerarquía, sin embargo, de nada sirve
ese poder si no hay legítima autoridad, y ésta se logra en el com-
promiso con otros. No quiero ahondar en este punto sino en la
probable transformación negativa de la persona que adquiere po-
der y éste saca sus peores cualidades. Para esto tengo un ejem-
plo cinematográfico: me viene a la mente la escena del Señor de
los Anillos, cuando Frodo ofrece El Anillo a Galadriel y le dice que
ella lo guarde, inmediatamente la maldad que pudiera habitarla
sale a la luz y le dice “Y sería mío por siempre y en lugar de tener
un rey, tendrían una reina hermosa como la luz del día y temible
como la muerte”… Galadriel, al sentirse tentada por el poder del
Anillo saca lo peor de sí misma: la vanidad y su forma atroz de
ejercer ese poder.
Y es que si lo pensamos detenidamente tener influencia sobre
personas, recursos y decisiones tiene su tentador lado oscuro.
Si pensamos en una cultura que ha inculcado que el éxito es
sobresalir, tener un auto de lujo, vestir de diseñador, ser famoso,
etc., bueno, el poder puede ser usado en la consecución del
“éxito”, pero del éxito individual no obtenemos nada más que
egoísmo y soledad. Es entonces cuando la pregunta sobre el
poder nos mete en dilemas sociales y en situaciones muy reales:
¿qué hacen nuestros gobernantes con su poder? ¿Lo emplean
para SERVIR a los ciudadanos o para servirse ellos mismos? La
respuesta para mí es muy clara, sin embargo tú, querido lector
tienes la última palabra.
El problema del poder es que permea todos los ámbitos de nuestra
vida, desde la política hasta la vida familiar y la pareja. Las relaciones
de pareja suelen convertirse también en juegos de poder donde
uno de los dos ejerce su “influencia” (muchas veces coaccionada)
sobre el otro. En la familia tradicional mexicana es el padre quien
tiene el poder de influir sobre todos aquellos que conforman la
familia y la madre tiene la función únicamente de ratificar este poder.
En ausencia de los padres es el hijo mayor sobre el que recae el
¿Quieres conocer
a alguien?
poder y la responsabilidad de “influir positivamente” en la vida de
sus hermanos. Si vienes de una familia tradicionalista seguramente
sabrás de lo que hablo. Cierto, las familias se han reconfigurado a
lo largo de los últimos cincuenta años, sin embargo, siempre hay (y
habrá) un/a albacea del poder.
La frase con la que inicio es más bien una invitación a pensar que
si tuviéramos el poder, ¿qué haríamos con él? Y es que sólo con
valores firmes, y con esto no quiero sonar moralista, es que el poder
puede ponerse al servicio de los demás y entonces convertirse en
legítima autoridad. Maquiavelo solía decir que sólo así se conocía
a los príncipes: una vez que dejaban de ser príncipes y se
convertían en reyes. O, como en el caso de César Borgia
1
,
se transformaban en el poder detrás del poder y entonces
sobrevenían cualquier cantidad de actos de corrupción,
autoritarismo y muchísimas más atrocidades.
¿Quieres conocerte a ti mismo? Te invito a que un día imagines
que tienes todo el poder que siempre has deseado y entonces ve-
as qué tipo de sentimientos, anhelos e ideas despierta eso en ti.
Ojo: no vale asustarse, pero sí rectificar.
Por Mtra. Betzabé Vancini Romero,
Directora de Comunicación Institucional
¿Quieres conocer verdaderamente a alguien?
Dale un poco de poder.”
Nicolás Maquiavelo
Ilustración: Valery Rocha Cortés, alumna de la Licenciatura en Diseño en Ineracción y Animación Digital
1
César Borgia: hijo mayor de Rodrigo Borgia quien fuera nombrado Papa Ale-
jandro VI en 1492. César fue nombrado por su padre –el Papa- como cardenal
a los 25 años y se convirtió en el máximo regente del Estado Vaticano duran-
te el papado de Alejandro VI. Para saber más sobre Los Borgia, recomiendo
ampliamente el libro de Mario Puzzo que lleva el mismo nombre de la familia.