Página 10 - octubre2014

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formando el
mosaico
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Debido a esto, yo creo que es difícil, encontrar una persona
que realmente abra su corazón, dedique tiempo y compasión
hacia otra persona, y no me refiero a esto solo en relaciones
personales, si no a la convivencia diaria: hermano, primo, amigo,
compañero. En pocas palabras, la deficiencia de la hospitalidad
del corazón, es la devaluación del corazón.
Dicho lo anterior, un corazón acogedor te dará una sensibili-
dad humana, una delicadeza de espíritu, respeto y una genero-
sidad, también requiere buena voluntad y compresión, al menos
la que tú mismo pides a los demás para ti. No es más que dis-
poner del corazón. Pero ¿quién te entrega el corazón?
Respecto a este tema, me tome la libertad de preguntarles a
mis compañeros: ¿qué piensas de la hospitalidad del corazón?
Y me contestaban con repuestas como: ¿a qué te refieres? ¿Por
qué preguntas? Y creo que yo estaba en lo erróneo, porque no
les había explicado en qué consistía. Por otro lado, cuando le
preguntaba a una persona adulta (30-45 años) la misma pregun-
ta, rápidamente respondían algo relacionado con amar, ser para
los demás, comprensión, amor al prójimo.
Y es lo que digo, ya no identificamos al corazón como algo
habitual y menos a la hospitalidad, en otras generaciones se ten-
día a preocuparse por alguien, tenderle una mano, simplemente
abrir el corazón, darle un pequeñito y caluroso lugar. Ahora, esto
implica dar para recibir. Y me pregunto ¿cuándo dejamos de con-
fiar? ¿Realmente es tan difícil abrir un corazón en esta época?
¿Por qué?, probablemente estas respuestas las pueda contestar
mirando a mi alrededor, pero implica más que personas en sus
celulares o computadoras, viendo por sí mismos y evitando pla-
ticar con el de al lado.
Para concluir, me preocupa seriamente que tengamos casa,
pero que no tengamos hogar.
E
s muy irónico, yo disfruto demasiado escribir pero a de-
cir verdad disfrutarlo implica un complejo proceso de
filtrar y ordenar mis ideas. Siempre tardo pensando el
título, el primer párrafo, y ni hablar del tema.
Para este mes, la hospitalidad me sonaba a muchas cosas que
sentía que debían escribirse, probablemente alguien más pensó
en temas como: personas migrantes o personas de la tercera
edad, etcétera. Sin embargo, creo que hay algo más profundo
“hospitalidad del corazón”.
No obstante las personas que me conocen, probablemente pen-
saran que esto no lo escribí yo, por sus consecuentes razones.
Yo pienso que la hospitalidad es uno de los valores más co-
munes entre las personas que se aman, implica abrir el corazón
y dar todo lo que guardamos con mucha lealtad. Para muchas
personas es considerada como la mayor de las virtudes, puesto
que se considera como la actitud que tomarás respecto a al-
guien ajeno.
Sin embargo, ¿estamos preparados para dar una hospitalidad
de corazón?
En mi humilde perspectiva, creo que es difícil dar una hospitali-
dad, puesto que ya nadie se cree el papel de “ser humano”, solo
pensamos y nos referimos como personas, y digo que ya nadie se
cree un “ser humano” debido a que el concepto de éste implica
cuestiones de juicios valorativos, claro, no desde un punto de vis-
ta científico, a lo que me refiero es encontrar el punto del humano,
en el cual ama, siente, piensa, sobre todo, “el ser humano” que
puede albergar todos los sentimientos de los demás y propios.
Ahora bien, no quiero decir que el concepto de “persona” no inclu-
ya pensar en los demás, sino que constantemente se asocia con el
individuo, el cual responde a fines civiles o políticos, como un ser insti-
tucionalizado, en cambio el humano es más subjetivo, más incluyente.
Hospitalidad del corazón
Por Fernanda Sarao Oramas, alumna de la licenciatura en Ciencias Políticas y Administración Pública
Ilustración: Cristina Bermúdez Flores, alumna de la licenciatura en Diseño de Interacción y Animación Digital