Página 11 - octubre2014

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formando el
mosaico
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Cartón: Guillermo de Uriarte, alumno de la licenciatura en Diseño Gráfico
Por Alba Marina Montes Garrido, alumna de la licenciatura en Relaciones Internacionales
Los mexicanos se han caracterizado a nivel internacional por
su hospitalidad con los extranjeros, y la manera en cómo los llenan
de atenciones; y aunque en la mayoría de las ocasiones, la amabi-
lidad y el buen trato hacia las personas están basado al pago de un
servicio, lo cierto es que no siempre estas atenciones tienen que
ser interesadas o a cambio de dinero. Hace poco me encontré con
un amigo que me contó muy entusiasmado su experiencia cuando
viajó a Brasil, sobre todo por la calidez con la que fue recibido por
una familia allá. Él se quedó muy impresionado de haber encontrado
a muchas personas que lo ayudaban cuando no entendía el idioma
o cuando no podía sacar dinero del cajero, incluso cuando en algún
momento le regalaban alimentos o agua, sin esperar nada a cambio;
es ahí cuando me doy cuenta de lo importante que es la hospi-
talidad, y de cómo esta cualidad traspasa los límites sociales, de
idioma, culturales o de nacionalidad; ésta es una cualidad humana.
Por un lado, gracias al capitalismo y los medios de comunica-
ción, la individualización se ha acrecentado, creando una tendencia
en las personas de querer ser únicas y diferenciarse a toda costa de
los demás; sin embargo, muchas veces en su afán de querer resal-
tar, se han vuelto egoístas e indiferentes al sufrimiento de aquellos
que por causas sociales, económicas, políticas o culturales, sufren
el rechazo de la sociedad. Por otro lado, no debemos olvidar que
todos hemos sido foráneos en algún momento de nuestras vidas,
ya sea que hayamos viajado a otro país, a otro estado, o a otra
comunidad. Bien dicen por ahí que “todos necesitamos de todos”,
cualquiera de nosotros en algún momento hemos llegado a nece-
sitar algo, ya que no se necesita ser pobre para requerir dinero o
comida. Y el hecho de hacer el bien, va mucho más allá de un
mandamiento religioso o una imposición moral, porque ayudar a
un desconocido no sólo te gratifica a ti como persona, sino que te
humaniza ante situaciones adversas. Es ahí donde la hospitalidad
puede hacer la diferencia en la sociedad llena de prejuicios en la
que vivimos y cambiar la idea errónea de que el hombre es malo
por naturaleza. Yo creo, en cambio, que las personas son como son
por sus experiencias, por el trato que han recibido y las personas
que han conocido a lo largo de su vida.
La hospitalidad debería estar basada en el simple hecho de hacer
el bien al prójimo, sin importar tu nacionalidad, cultura o religión. Mu-
chos pesimistas podrán afirmar que el mundo está de cabeza, o que
está lleno de cosas negativas como las guerras, las drogas, la corrup-
ción, la prostitución, la trata de personas, los genocidios, etc. Pero
por esa razón, es aún más sorprendente que todavía existe gente
buena en el mundo, que esté dispuesta a ayudar a los demás cuando
más lo necesiten, por lo que resulta muy importante extender esa
cultura de hospitalidad, para hacer de este mundo un mejor lugar.
Hospitalidad, una cualidad humana que
podría hacer la diferencia