Página 7 - septiembre2013

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mosaico
central [ 7 ]
Tomo esta frase de mi autora favorita pues es precisamente
lo que quiero expresar en estas breves líneas que conforman mi
colaboración en Mosaico dedicado a la sexualidad. Simone de
Beauvoir, pareja y ‘fiel’ amante de Jean Paul Sartre, se considera
una de las primeras feministas de la historia. ¿Por qué? Su estilo
absolutamente LIBRE de ejercer su
ser mujer,
sin sometimientos,
sin condiciones, pero sobretodo, con una dignidad admirable.
No sólo fue una mujer intelectualmente muy superior a varios
filósofos y sociólogos de su época, sino que también poseía una
mirada fuerte y la más conquistadora de las sonrisas.
Si alguna vez quieres verdaderamente suspirar leyendo
un libro puedes leer Cartas a Sartre, -editado en 1990- que
es una recopilación de todas las cartas escritas a su amado
Jean Paul, a quien de cariño le llamaba “Mi amado castor”. El
amor de Simone por Jean Paul era un amor genuino, sincero,
intelectualmente retador y destructor de los paradigmas de la
época, si consideramos que su romance se desarrolló en los
años que circundaron la Segunda Guerra Mundial.
Si tú, querido lector, has puesto atención al primer párrafo
de este texto te habrás percatado de que la palabra fiel está
rodeada por una irónica comilla, y es que el amor entre Simone
y Sartre fue un amor intenso y apasionado pero también fue un
amor que desafió los paradigmas de la fidelidad que conocemos
desde la doctrina cristiana en la que muchos fuimos formados.
Simone de Beauvoir solía decir que las infidelidades a su
“Amado Castor”, no eran carnales como las que él tenía con
sus múltiples alumnas y admiradoras en la Sorbona en París.
No, las infidelidades que Simone cometía eran verdaderos y
apasionados affairs intelectuales que se basaban en horas de
té plagadas de charlas sobre la sociedad francesa y el devenir
del mundo. Simone incluso llegó a admitir que
amaba
a esos
hombres que la hacían reír en medio del caos del panorama
mundial. Estas declaraciones, siempre polémicas, como su
propia mirada retadora y sus respuestas irónicas, le produjeron
fama de promiscua en la sociedad francesa y padeció el re-
chazo de la alta sociedad a la que pertenecía su familia, sin
embargo, a Simone jamás le importó. Ella no era promiscua, era
intelectualmente amante
de muchos hombres intelectualmente
capaces. Es en este contexto en el que escribe una de sus
obras cumbres denominada
El otro sexo
, mismo que sentaría
las bases de un feminismo genuino, partiendo de reconocer
la existencia de la mujer como un igual al hombre, y no su
complemento ni un ser que debiera ser sometido en el matrimonio
o vivir de manera servil al sexo masculino.
Retomando la frase que cito al inicio del texto me gustaría
comentar, que desde la perspectiva de Beauvoir, con la que
coincido completamente, una mujer fácil es precisamente una
mujer-objeto
, unamujer servil que el hombre usa para satisfacerse
y posteriormente desecha. Sin embargo, una mujer libre ejerce
su sexualidad sin presión, sin ser objeto, sin pertenecerle a nadie,
ama sin ataduras y expresa su feminidad en todo su hacer. Una
mujer libre conserva su dignidad, su belleza se guarda en su
Mujeres libres
intelecto y no en la apariencia que le esclaviza a las modas y usos
sociales. Contrario a Sor Juana, quien era un tanto más antigua y
evidentemente más conservadora, Simone de Beauvoir no culpó
a los hombres de lo que pasaba con las mujeres de su época,
sino que hizo responsables a las mujeres de volverse muñecas
de un aparador denominado ‘hogar’, de elegir callarse y nunca
cuestionar, nunca retar. Simone plantea una mujer que es libre,
tan libre que puede elegir su propia forma de vivir y su destino,
ya sea esté encerrada en una vitrina, expuesta en un cabaret o
sentada en un café riendo sin complejos.
Pese a lo que pudiera parecer, este texto no es sólo para las
lectoras mujeres a quiénes reto con la pregunta de ¿qué han
hecho con su libertad de ser mujeres? Sino que también mis líneas
versan para los hombres “modernos” –léase de este tiempo- y su
concepción sobre la mujer, la pareja, el matrimonio, la madre, y la
familia. ¿Qué es todo eso? ¿Desde cuándo dejaron de enamorarse
de mujeres libres de estándares y paradigmas y comenzaron a
‘enamorarse’ –adquirir- productos que cumplen con los requisitos
del mercado? ¿Lo hicieron? Bueno, nunca es tarde para cambiar
y encontrar el amor de verdad, digno, completo y total que sólo
puede compartirse con una mujer libre. Afortunadamente, las
mujeres libres no escasean. Todavía andamos por ahí un ciento
por la calle tratando de contagiar a otras mujeres de nuestra
locura de ser libres, sí, libres y además, felices.
Por Mtra. Betzabé Vancini Romero,
Directora de Comunicación Institucional
Una mujer libre es justo lo opuesto a una mujer fácil.
-Simone de Beauvoir