Rúbricas 1

86 primavera - Verano 2011 CUando hablo de identidad, así en singular, hablo del pasado más remoto, de la naturaleza gremial del humano, hablo de raíz, de pertenencia, del presente más vigente, de proyecto futuro. Desde mis primeros abuelos nacidos en África hace unos 180 mil años, hasta mis nietos que aún no nacen. Proyecto de especie en permanente evolución hacia la continuidad o la autodestrucción. Identidad es lugar donde se originó el universo, que es decir, todos los lugares donde un humano haya nacido y nombrado su lugar de origen: patria, matria, barrio o región. Cuando pienso en mis identidades, así en plural, pienso en lo que las redes de mis sentidos han recogido y atrapado en la memoria por más de medio siglo: los sonidos de Mahler viendo a mi padre agonizar, los de Bach rumbo a la misa dominical, los de Calatayud en el primer concierto de jazz al que mi abuela me llevó, los de Debussy cuando mi madre tocaba el piano, los de Brahms cada vez que un hijo nacía, los que antes no me emocionaban y que el tiempo se encargó de convertir en imprescindibles, como los de la Sonora Santanera o Pink Floyd; los de Silvio acompañando mis noches de amor o las carreteras en solitario; la música tejida a lo largo de mi biografía. Pero no sólo sonidos: el sabor de las chalupas en mi poblana infancia, el aroma del café temprano, el whisky nocturno, el perfume de mi mujer aquella tarde lluviosa, el cigarro encendido con leña del fogón que nos reunía para soñar la transformación del mundo, el viento de la sierra camino a la primera alfabetización con amigos indígenas que se convertirían en mis maestros. Todos ellos, denominados por los especialistas significados idiosincrásicos, porque sólo interesan a un individuo aislado y no a su grupo o comunidad, por lo que no pueden llamarse significados culturales… pero son mis significados más entrañables. Cuando pienso qué me identifica, pienso en todos aquellos con quienes compartí sueños de libertad, en los que a pesar de todo le siguen yendo a nuestro equipo de fútbol, incapaz de anotar desde el punto penal; pienso en cada comunidad donde trabajé un proyecto, en cada buen chiste contado, en cada excluido por discriminación, en cada intimidad compartida, en cada revolucionario asesinado por sus convicciones, en cada chilango que ama y se compromete con su ciudad, en mi mujer cuando no alcanza para la renta, en los padres solteros, en quienes creen que la cultura transforma para el engrandecimiento humano, en cada ser que vive una tragedia pequeña o grande, aunque no sea la mía. Giménez dice que: José Antonio Mac Gregor C. Licenciado en Antropología Social y maestro en Desarrollo Rural egresado de la Universidad Autónoma Metropolitana. Obtuvo el Premio Nacional de Antropología Social “Fray Bernardino de Sahagún” en 1985. Ha publicado varios artículos en diferentes revistas y libros especializados. Ha sido consultor de la unesco e invitado frecuente a cursos, seminarios y encuentros de la oei. Desde 2006 es docente de la Maestría en Gestión Cultural de la Universidad Iberoamericana Puebla. Actualmente es presidente de Praxis. Gestión Especializada A.C. A mi amigo y maestro Gilberto Giménez Fotografía: morguefile.com

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