Rúbricas 1

Fotografía: Jan Smith Exposición Fantasmas de Gunkanjima en la Galería de la Ibero Puebla, 2010

Directorio Universidad Iberoamericana Puebla Rector David Fernández Dávalos, SJ Director General Académico Juan Luis Hernández Avendaño Director General del Medio Universitario Noé Agustín Castillo Alarcón Director General de Desarrollo Institucional Xavier Recio Oviedo Director General de Administración y Finanzas Jesús Bernardo Rosas Pozos Directorio Rúbricas Comisión Editorial Tanya Arellano Gómez, Aurora Berlanga Álvarez, Oscar Arturo Castro Soto, Marcos Ricardo Escárcega Méndez, Ana Lidya Flores Marín, Juan Luis Hernández Avendaño, Marcela Ibarra Mateos, Emma Morales García de Alba, Francisco Valverde Díaz de León. Director Francisco Valverde Díaz de León Coordinador temático de este número Oscar Arturo Castro Soto Información temática Iliana Galilea Cariño Cepeda Edición y corrección Marcos Ricardo Escárcega Méndez, coordinador, Susana Plouganou Diseño de retícula y diagramación Ana Cepeda - Pedro Bouret Diseño de portada Ana Cepeda - Pedro Bouret Revista de la Universidad Iberoamericana Puebla Primavera-verano de 2011 Número 1 Rúbricas número 1, primavera-verano de 2011, revista semestral de la Universidad Iberoamericana Puebla, con domicilio en Blvd. del Niño Poblano 2901, Unidad Territorial Atlixcáyotl, CP 72430, Puebla, Pue., y con certificado de reserva de derechos al uso exclusivo número 04-2011-021410194000-102, fue impresa en Litografía AstroColor, S.A. de C.V., 29 Sur 2714, Col. Santa Cruz los Ángeles, CP 72400, Puebla, Pue. Tiraje de 1 000 ejemplares distribuidos gratuitamente. Toda colaboración o correspondencia deberá dirigirse al correo electrónico: francisco.valverde@iberopuebla.edu.mx

P resentación · · · La esclavitud y todas las formas de explotación se han presentado en la historia de la humanidad de muy diversas maneras; bajo criterios de legalidad o ilegalidad con los que las sociedades han sido partícipes y las estructuras estatales han lidiado. La trata y tráfico de personas es una problemática compleja del mundo contemporáneo. Es la expresión de múltiples factores y causales que se presentan en nuestras sociedades modernas y que evolucionan a un ritmo vertiginoso al compás del mercado y de las nuevas tecnologías. Sin embargo, y no con la velocidad suficiente, los instrumentos de derechos humanos y las luchas reivindicativas de los movimientos sociales y los sectores desprotegidos por los Estados, intentan ser un contra-vértigo, con el cual combatir todas las formas de explotación y construir sociedades equitativas, igualitarias y respetuosas de las individualidades y de los colectivos. Estas expresiones, que se contraponen a la cultura del consumo desmedido, del mercado desmesurado y de la dilapidación de recursos ambientales, tienen en su centro el reconocimiento de los derechos humanos y los dilemas éticos que plantean las diversas situaciones de explotación en las que se encuentran las personas, así como el reconocimiento de que la complejidad de los problemas actuales requiere de acciones múltiples, llevadas a cabo en múltiples direcciones y con la concurrencia de la agencia de múltiples actores. El estudio y tratamiento de una problemática como el tráfico y la trata de personas, tanto en las labores de investigación sobre la captación, traslado y explotación de las personas, como en los mecanismos y elaboración de protocolos de actuación para la atención de las víctimas y la reelaboración de sus proyectos de vida, interpelan la vida universitaria como una de las urgencias mayores de nuestro tiempo. En este sentido, entre el 21 y 24 de septiembre de 2010 en la Universidad Iberoamericana Puebla se llevó a cabo el Segundo Congreso Latinoamericano sobre Trata y Tráfico de Personas con el tema Migración, Género y Derechos Humanos. En él se presentaron 257 ponencias con una participación de más de 600 asistentes provenientes de 26 países de América Latina, el Caribe y Europa. Las características de los trabajos presentados dan cuenta de diversas miradas y enfoques, tanto teórico-metodológicos, como técnico-jurídicos y ético-instrumentales, que se realizan en relación con el tratamiento del problema, tanto por parte de investigadores académicos, como por otras personas: profesionales, psicólogas, abogadas, diputadas, funcionarias, miembros de organizaciones civiles, e incluso por gente que ha sido víctima del fenómeno. Dedicar el número 1 de la revista Rúbricas al tema de trata de personas, presentó un desafío enorme para escoger las ponencias que pudieran representar distintos puntos de vista, y converger, además, en el objetivo de divulgación académica que tiene esta publicación. Hemos incluido también algunos de los pronunciamientos del Congreso con el objetivo de dar relevancia al contexto en el que han sido escritos. Esperamos que la selección de trabajos y la adecuación de los mismos por parte de las y los autores, pueda contribuir a tener una mirada lo más diversa y completa posible del fenómeno que nos interpele universitariamente. Oscar Arturo Castro Soto Director del Instituto de Derechos Humanos Ignacio Ellacuría, sj Universidad Iberoamericana Puebla Noviembre 2010

Índice Presentación Oscar Arturo Castro Soto Palabras de bienvenida al II Congreso Latinoamericano sobre Trata y Tráfico de Personas: Migración, Género y Derechos Humanos David Fernández Dávalos, sj Observatorio Latinamericano sobre Trata y Tráfico de Personas Oscar Arturo Castro Soto Para revertir la trata de personas y fortalecer a la sociedad y sus integrantes Rodolfo Casillas R. La trata de personas en Guatemala María Eugenia Villareal Políticas públicas na área da saúde em Atenção às Mulheres Vítimas do Tráfico de Pessoas para Fins de Exploração Sexual Bárbara Heliodora Ribeiro Espacios y condiciones de empoderamiento en la trata sexual y otras formas de explotación de mujeres migrantes:estudio de casos en Perú y Bolivia C. Robillard, E. Escobar, M. Piazza, I. Rodríguez Rosales Les droits humains dans la migration et la lutte contre la traite de personnes: hier et aujourd’hui Antonal Mortime Experiencias y propuestas desde Casa Alianza Honduras para la atención y restitución de derechos de niños y niñas sobrevivientes de la trata José Manuel Capellín Ética en el testimonio y en la imagen: en torno a la trata de personas Víctor M. Reñazco Compromiso cristiano con causas civiles y sociales frente a las nuevas formas de explotación Denisse Araya Castelli Pronunciamiento del Segundo Congreso Latinoamericano sobre Trata y Tráfico de Personas, realizado en la ciudad de Puebla, el 24 de septiembre de 2010 Comité Latinoamericano del Segundo Congreso 5 7 10 18 26 32 40 48 52 58 62 66 70 74 82 86 90 93 Sobre la realidad, el caos y la verdad Carlos Fazio Gobernanza y Redes Políticas Roberto Alonso Caín y Abel en la literatura Norma Lucía Segovia Machado Creación y expresión para el desarrollo de identidades culturales José Antonio Mac Gregor C. México en el Centenario de su Independencia Francisco Valverde D. de L. Democracia Reprobada Jorge Narro Monroy Para revertir la trata de personas y fortalecer a la sociedad y sus integrantes Rodolfo Casillas R. pág. 18 pág. 62 Compromiso cristiano con causas civiles y sociales frente a las nuevas formas de explotación Denisse Araya

7 La trata de personas es la versión contemporánea y especialmente maligna de la esclavitud de antaño, pero mucho más oculta y disimulada que aquella. Con frecuencia, las propias víctimas no tienen cabal conciencia de la gravedad, la extensión, la injusticia y la potencialidad dañina de este delito. La desgracia de la trata no es tanto la complicidad de los políticos que la protegen, ni siquiera las enormes ganancias ilícitas que ella proporciona. Lo verdaderamente grave es que a nadie le importa. O, digamos más matizadamente, que no le importa a la academia, a los gobernantes, a gran parte de la sociedad civil. La trata comienza con el reclutamiento, sigue con la separación de la persona de su familia y sus redes sociales, continúa con el traslado hasta un destino macabro: la explotación sexual o laboral, la adopción ilegal, el comercio de órganos, el tráfico de droga y, ahora, como lo hemos visto recientemente en Tamaulipas, con la participación forzada en el crimen organizado y en la guerra entre traficantes. Este lucrativo negocio se ceba sobre los sectores más desprotegidos de la población. Se nutre de la pobreza, la falta de trabajo, el atraso, la ignorancia, la discriminación de las mujeres, la indefensión de los niños, la violencia intrafamiliar, las restricciones migratorias. Este crimen contra los derechos fundamentales afecta a más de 4 millones de personas en el mundo. Es difícil cuantificar lo que ocurre en las Américas aunque se han logrado ubicar algunos centros de reclutamiento en Brasil, Colombia, República Dominicana, Surinam y las Antillas, y de forma reciente en México, Argentina, Ecuador y Perú. Existen datos que señalan que aproximadamente 100 000 mujeres, entre ellas adolescentes, procedentes de estos países son trasladadas a Estados Unidos, España, Holanda, Alemania, Bélgica, Israel, Japón y otros países asiáticos, mediante ciertos medios comisivos como el engaño y la falsa promesa de empleo. Tan sólo en España se ha registrado que 70% de las víctimas eran latinoamericanas y que en Japón al menos 1 700 mujeres de igual procedencia han sido víctimas de la trata sexual, anualmente. Otra cifra más indica que aproximadamente 3 000 mujeres mexicanas reclutadas por redes fueron prostituidas también en Japón.1 1 Susana Chiarotti, (2003), “La Trata de Mujeres: sus conexiones y desconexiones con la migración y los Derechos Humanos”, cepal-eclac, onu, Santiago de Chile. David Fernández Dávalos, sj. Rector de la Universidad Iberoamericana Puebla. 21 de septiembre de 2010. Palabras de bienvenida al segundo Congreso Latinoamericano sobre Trata y Tráfico de Personas: Migración, Género y Derechos Humanos

8 primavera - Verano 2011 Como ustedes saben, el tráfico y la trata de mujeres, niñas y niños para explotación sexual y laboral en América Latina y el Caribe es creciente, mucho más profundo y variado. Tiene características y retos diferentes en cada región, los cuales deben considerarse al diseñar estrategias públicas. De acuerdo con un estudio de la Comisión Interamericana de Mujeres y del Instituto Interamericano del Niño de la oea, estos datos reflejan cifras que muestran la gravedad del problema: • Cada año, 50 000 mujeres, niñas y niños son víctimas de la trata en Estados Unidos. • Cada año 35,000 mujeres colombianas son víctimas de trata. • Entre 50 000 y 70 000 mujeres originarias de República Dominicana trabajan fuera de su país en la prostitución, 75 000 son procedentes de Brasil. • En 2004, más de 2 000 niñas y niños centroamericanos, en su mayoría migrantes, fueron encontrados en prostíbulos de Guatemala. • En Brasil, cerca de 500 000 niñas, muchas de ellas víctimas de trata, se dedican a la prostitución. Muchas de ellas también son llevadas a las minas de oro de la Amazonia. • Cada año, entre 1 000 y 1 500 bebés, niñas y niños guatemaltecos son víctimas de trata para falsas adopciones en Europa y Estados Unidos. • En San José, Costa Rica, hay unas 2 000 niñas que trabajan en la prostitución, muchas de ellas migrantes. • Adolescentes colombianas, dominicanas y filipinas han sido llevadas a Costa Rica víctimas de la trata para ser prostituidas en destinos conocidos como de turismo sexual.2 Coincidimos en que América Latina y el Caribe son regiones que se caracterizan por no contar con estudios especializados en la materia, por no tener un sistema homogéneo de registro, ni tener registros oficiales fiables. A eso le sumamos que las estructuras de poder, patriarcales y machistas, toleran y contribuyen a que prácticas como la venta de niñas, niños y adolescentes con fines de explotación sexual y laboral, así como los matrimonios serviles y otras prácticas, pasen desapercibidas. 2 Comisión Interamericana de Mujeres-Organización de los Estados Americanos (2001), Notas descriptivas, Recuperado en: http://www.oas.org/atip/reports/trata.aspectos.basicos.pdf Ustedes son hombres y mujeres especialistas en el tema y conocen la problemática. Son hombres y mujeres sensibles a las atrocidades que se cometen contra las personas sujetas a trata y con los migrantes en cada uno de sus países. Este congreso es un espacio para compartir lo que sabemos y lo que deseamos. A todos y todas les agradecemos que se reúnan para encontrar formas de extirpar este fenómeno, para hacer propuesta de política pública, para denunciar los hechos que nos lastiman en nuestra común humanidad. Como rector, quiero agradecer particularmente que hayan querido reunirse en nuestra Universidad y que nos den la oportunidad de ser parte de sus esfuerzos. Auguro un gran éxito para este seguro Congreso Latinoamericano, así como un impacto considerable en los medios académicos, sociales y de comunicación. Así lo deseamos y con ese propósito se ha organizado el encuentro. Quiero agradecer muy cordialmente a quienes han hecho posible esta red y esta reunión. Al comité organizador, al comité académico, a los compañeros y compañeras de nuestro Instituto de Derechos Humanos Ignacio Ellacuría, a los ponentes y al personal de servicios generales e intendencia. A todos y todas ustedes les agradecemos que estén aquí, pero sobre todo que se involucren en la tarea de erradicación de la trata y la explotación de las personas. El tiempo apremia. Las niñas y niños latinoamericanos nos urgen a actuar, como nos recuerda un jovencísimo poeta chileno, Marcos Arcaya: es preciso hacer algo, […] antes de haber convertido nuestra realidad en un pozo de lágrimas y habernos ahogado en ella bebiendo demasiado para nuestras pequeñas edades no sabiendo crecer si al salir a pintar borrachos rosas rojas en el corazón de la ciudad chorreando de pintura por el dolor inventamos nuestras propias canciones nuestras líricas subversivas y nuestras poses en cada video clip. Bienvenidos, bienvenidas. Esta es su casa. La Universidad Iberoamericana Puebla es su aliada. Gracias por estar aquí. Enhorabuena.

9 Este crimen contra los derechos fundamentales afecta a más de 4 millones de personas en el mundo.

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11 Introducción El presente artículo da cuenta de las reflexiones vertidas en el Primero y Segundo Congreso Latinoamericano sobre Trata y Tráfico de Personas, celebrados en Buenos Aires en 2008 y en Puebla en 2010, respectivamente. De este último se derivó la creación del Observatorio Latinoamericano sobre Trata y Tráfico de Personas que tiene como propósito alentar a que los Estados nacionales escuchen y atiendan las demandas de la sociedad civil de sus países, en lugar de mirar únicamente las calificaciones y recomendaciones que el Departamento de Estado de Estados Unidos otorga todos los años a los gobiernos en materia de combate a la trata de personas. El principal interés del citado Observatorio es acercar a la academia y a los distintos sectores sociales a compartir sus miradas frente a un fenómeno complejo que nos reclama a todos y todas. Estas miradas requieren de un esfuerzo transdisciplinario y del establecimiento de acciones civiles y políticas públicas dirigidas en múltiples direcciones, no sólo en la protección de víctimas y la persecución y prevención del delito, sino en la ética de los medios de comunicación, las transformaciones culturales y la interpelación al sistema de mercado y al Estado, para la regulación y combate de todas las formas de explotación de los seres humanos. Por tanto, este Segundo Congreso sobre Trata y Tráfico de Personas responde a las demandas y los resultados del primero. Oscar Arturo Castro Soto Director del Instituto de Derechos Humanos Ignacio Ellacuría, sj, de la Universidad Iberoamericana Puebla. Artículo elaborado con base en los discursos de inauguración y clausura del Segundo Congreso Latinoamericano sobre Trata y Tráfico de Personas, Migración, Género y Derechos Humanos, que se llevó a cabo desde el 21 hasta el 24 de septiembre de 2010 en la Universidad Iberoamericana Puebla.

12 primavera - Verano 2011 Migración, género y derechos humanos El tema de la trata de mujeres para la explotación sexual ocupó buena parte de las discusiones en las distintas mesas de trabajo, toda vez que se reconoció que más de 80% de las formas de explotación en la trata de personas es sufrida por mujeres, niños y niñas en diversas modalidades de explotación sexual. No obstante que el formato del congreso dio cabida a una infinidad de posiciones respecto a la prostitución, el ejercicio de los derechos sexuales y reproductivos, la autonomía y voluntad de las mujeres, las políticas públicas y el cumplimiento de las obligaciones del Estado en la materia, así como de las diversas formas de explotación sexual, la noción misma de la explotación como la sujeción de la voluntad y de la autonomía de una persona o grupo de personas con respecto a otra que ejerce diversos modos de coacción y autoridad para obtener un beneficio económico, material o simbólico, fueron puntos de acuerdo entre nuestras múltiples divergencias, al reconocer que niños, niñas y adolescentes son seres humanos que se encuentran en un proceso de construcción de su personalidad. El estudio de la trata de personas, especialmente de mujeres, niños y niñas, encuentra en las teorías de género y feministas un abanico de posibilidades hemenéuticas y un sinnúmero de caminos de reconstrucción identitaria, práxica, política y ética, de nuestra manera de construirnos como hombres o como mujeres con diversas opciones sexuales y con distintas posiciones ideológicas y sociales. La trata de mujeres, niños y niñas para la explotación sexual, en todas sus modalidades: pornografía infantil, abuso sexual, secuestro, violación tumultuaria, privación de la libertad, extorsión, explotación de la prostitución, entre otras, encontraron en el Primer Congreso múltiples interpretaciones y múltiples posiciones, algunas que se reconocen como antiguas divergencias y otras que se asumen como nuevas interrogantes para la construcción de relaciones más igualitarias entre los géneros. A particular juicio, el saldo del Primer Congreso arrojó luces sobre discusiones estériles que inmovilizaron la reflexión, pero que invitaron y abrieron nuevos caminos y nuevas aristas de búsqueda. Y al mismo tiempo, colocaron los reflectores en las nuevas interrogantes que produce ir andando sobre caminos no recorridos, tropezando con piedras y situaciones que aparentemente son iguales, pero que se presentan en personas y colectivos con experiencias de vida diferentes, generaciones y situaciones diversas. Tales fueron las débiles luces que se vislumbraron hace dos años en Buenos Aires. La experiencia de movilidad humana en el mundo reconoce que las personas y los colectivos se trasladan esperando mejorar sus condiciones de vida y que esto lo hacen porque no sólo vivimos en sociedades determinadas

13 por nuestras relaciones de dominación entre los géneros, sino también por relaciones estructurales y dinámicas de explotación de la mano de obra, de la extracción de recursos naturales, de la desigualdad social e inequidad en la distribución del ingreso en el ámbito La movilidad humana pone las expectativas de las personas sobre nuevos horizontes de vida que tratan de cambiar sus realidades de pobreza y exclusión, especialmente en países que han sido azotados por la dinámica tecnológica, neoliberal y especulativa de mitad de siglo. Estos son nuestros países latinoamericanos que han visto cómo sus Estados nacionales han sido carcomidos por la lógica de un mercado avasallador, consumista, depredador e irracional, que aumenta la brecha entre los detentadores del poder y del dinero, y el mundo de los excluidos, marginados y explotados en sus múltiples formas. En esta lógica de acumulación de capitales en pocas manos, también se mueve el crimen organizado. La obtención de ganancias a cualquier costo le hace corromper autoridades, dominar sociedades locales, regionales, traslocales y hasta nacionales en un sistema de coacción paralelo al monopolio de la violencia que había sido otorgado al Estado, para regular nuestras relaciones, según las teorías políticas clásicas. Entre tanto, el crimen organizado aprovecha la movilidad humana, se sirve de ella, la trastoca hacia sus propios fines de explotación, violencia y reproducción del capital, y sobre toda expectativa de vida que los migrantes puedan tener. Los vínculos entre el origen, traslado y destino dejaron de ser una línea que divide una frontera entre la posibilidad de contar con un empleo digno y una situación de explotación. Se han convertido en el débil suspiro de una moneda echada a la suerte, que alienta la expansión de la avaricia, devalúa la dignidad humana y fomenta el descrédito de cualquier tipo de solidaridad y empatía entre los seres humanos, como pudimos observarlo en la matanza de los 72 migrantes centro y sudamericanos en San Fernando, Tamaulipas en agosto de 2010, o en los testimonios de miles de migrantes centroamericanos secuestrados por bandas de narcotraficantes en todo el territorio mexicano. Innumerables cosas nos tiene que decir el fenómeno migratorio como problema de estudio respecto de la trata y el tráfico de personas con fines de explotación laboral, sexual o de servidumbre, toda vez que son fenómenos que se originan en situaciones de pobreza, exclusión y discriminación en nuestros países para ser trasladadas a través de la clasificación de sus cuerpos, razas, preferencias sexuales, edad, lengua e, incluso, sus habilidades físicas, a otros países y con otras personas, en situaciones que consumen sus vidas. Sin embargo, el fenómeno de la movilidad humana en un mundo globalizado, neoliberal y patriarcal, no puede entenderse sin reconocer que nuestras sociedades latinoamericanas no sólo son presas y víctimas de este sistema de mercado que marca nuestras relaciones sociales y de dominación, sino que además somos responsables de su reproducción. Sociedades que hemos aprendido a vivir subyugadas, otorgando a políticos e instituciones estatales el monopolio de la acción, de las soluciones paternalistas y protectoras, y de la verdad de sus diagnósticos y directrices (aunque en el fondo nadie crea en esto). Vivimos al ritmo de ellas, pero no les marcamos el paso. Pequeños visos de democracia se asoman en el continente a través de la participación e indignación ciudadana, cada día más exigente e interesada en sus derechos, otorgando al Estado el lugar que le corresponde en el pacto social, su justa dimensión: el papel de servidores públicos y responsables del bien común. El ejercicio de derechos es la condición preexistente de la noción de derechos humanos como una ética y una búsqueda de nuevos interrogantes morales. Para ello se requiere de sujetos exigentes, protestantes (no en el sentido religioso, sino en el sentido literal), vindicativos y reinvindicativos de su autonomía, de sus identidades, sus orígenes y su voluntad. Por su parte, la perspectiva de derechos no tolera las formas de autojustificación de los diversos modos de explotación, como hacen los pederastas para mantener sojuzgados a los niños, o los caciques para mantener sojuzgados a los trabajadores agrícolas temporales, por citar algunos ejemplos, y así tratar de normalizar la explotación con formas suaves, discursos elaborados y teorías rebuscadas. La explotación es la explotación, tiene sus múltiples causas, consecuencias, situaciones y márgenes. Pero, es la citada perspectiva de derechos la que puede abrir nuevos horizontes para las personas y sociedades. Nuevas interrogantes y búsquedas frente a actuales desafíos como la ciudadanía trasnacional y la preservación étnica y comunitaria, la igualdad de género y el respeto por la libertad y autonomía multicultural de las mujeres, la aplicación de la justicia y el acceso a ella en situaciones de evidente explotación. Entonces, la perspectiva de derechos humanos no sólo permite el paso a la complejidad, sino involucra la acción y construcción de los sujetos, individuales o colectivos, que en el libre ejercicio de sus derechos experimentan, viven, sufren o gozan de situaciones y retos vitales vigentes, ya sea por sí mismos o diversas mediaciones, sin interpretaciones ni clasificaciones, construyendo para sí o para otros y otras, que se encuentran frente a situaciones de injusticia, la posibilidad de generar nuevas búsquedas y esenciales entornos. ¿Y qué es la investigación si no una búsqueda? El ejercicio del Primer Congreso, y ahora de este Segundo Congreso Latinoamericano sobre Trata y Tráfico de Personas, congregó a actores civiles y sociales, instituciones gubernamentales y académicas, personas frente a situaciones de trata y tráfico o que han estado cerca de ellas y sus problemáticas, con el fin de compartir sus hallazgos, experiencias e investigaciones desde diversos tópicos. La búsqueda y construcción de conocimiento colectivo desde tres miradas: género, migración y derechos humanos, pretende avanzar en dar respuesta a situaciones y problemas planteados actualmente en nuestros países latinoamericanos

14 primavera - Verano 2011 sobre temas como el acceso a la justicia; la explotación sexual, laboral y comercial de niños, niñas y adolescentes; la migración y sus vínculos con la trata y tráfico de personas; todas las formas de explotación; además de la concreción de experiencias valiosas que han generado modelos de prevención y atención a víctimas, especialmente mujeres, niños y niñas que viven en situaciones de trata, desde la ong Raíces en Chile, hasta los proyectos Samaritanas y Querubines en Nicaragua y Honduras, por citar algunos. En este Segundo Congreso escuchamos diversos enfoques conceptuales, resultado de investigaciones, experiencias sistematizadas y métodos de aproximación a los sujetos, en un escenario plural de posiciones políticas e ideológicas útiles para la construcción colectiva del conocimiento. Los resultados del Segundo Congreso La Universidad Iberoamericana Puebla, a través de la Dirección General del Medio Universitario y del Instituto de Derechos Humanos Ignacio Ellacuría, tuvo el interés de abrir este espacio y tiempo de debate, reflexión y escucha, para interpelar por la búsqueda de los otros y otras, en el libre ejercicio e intercambio de las ideas que, junto a reglas mínimas, permitieron la participación activa y la adhesión autónoma a las diversas iniciativas planteadas en el terreno social, político, económico o ideológico; pues la Universidad como colectivo abierto a la construcción de nuevos horizontes de intercambio y conocimiento ha dispuesto espacios para que las organizaciones locales y regionales, civiles y sociales, de economía solidaria, de derechos humanos, de desarrollo, de migración y de género puedan exponer sus experiencias y retos a la comunidad universitaria, y a nuestros invitados e invitadas de los países hermanos de Latinoamérica. La riqueza y variedad de ideas, conceptos, experiencias y propuestas presentadas en torno a los ejes de migración, género y derechos humanos, nos alientan a seguir el camino hacia la construcción epistemológica del fenómeno de la trata de personas desde la complejidad; articulando múltiples miradas, particularmente de los sujetos, mujeres, hombres, niños, niñas y adolescentes que la padecen, y de aquellos sujetos colectivos que desarrollan acciones para su combate. Los estudios aquí presentados constituyen, por su variedad y riqueza, un acervo latinoamericano de conocimientos, teóricos o empíricos, generales o situados, con tesis y antítesis, pero sobre todo el camino de hipótesis que cuestionan. Las fuerzas del mercado neoliberal y globalizado han desestimado los problemas públicos para centrarse en la acumulación de capital en pocas manos y difundir la solución a problemas relacionados con la pobreza como actos de caridad y no de responsabilidad pública. Hoy más que nunca se requiere que los diferentes agentes del mercado se interesen por los problemas públicos como la trata y el tráfico de personas; así como los diversos actores sociales involucrados, directa o indirectamente, se vuelvan aliados en esta nueva responsabilidad para desincentivar un mercado ilícito e inmoral manejado por las redes del crimen organizado, pero en el cual se ven beneficiados como inversionistas de turismo, hoteleros, restauranteros, empresarios de seguridad (privada), taxistas y un sinnúmero de actores sociales. Pero es el Estado y sus instituciones, desde una perspectiva de derechos humanos, el agente encargado de velar por mejores condiciones de vida para la población; y así asegurar el cumplimiento paulatino del Pacto Internacional de Derechos Económicos, Sociales y Culturales y generar condiciones de desarrollo nacional y local que aseguren el derecho de las personas a no migrar. Y al mismo tiempo, desarrollar mecanismos de cumplimiento del Pacto Internacional de Derechos Civiles y Políticos y otros instrumentos internacionales, para garantizar la seguridad de las personas que ejercen su derecho a la movilidad humana. La protección de los derechos, como ya se ha hecho mención, es una obligación del Estado, y es en la trata de personas, como dice la Declaración Final del Congreso, donde se presenta la violación de prácticamente todos los derechos humanos. El Estado, por comisión o por omisión, debe hacerse cargo de castigar a los responsables de cometer los delitos contenidos en la definición de trata, sean civiles o agentes de instituciones estatales. De igual forma, es imperativo que los Estados aseguren la restitución de derechos a las personas afectadas por este fenómeno. Fundamentalmente se constituyen como obligaciones del Estado proteger y dar atención a niños, niñas y mujeres que por la explotación sexual y laboral han sido resituados en albergues, refugios temporales, casas de acogida de sus propias familias; garantizando la no repetición, el debido proceso, la reparación del daño y la restitución de derechos para un proyecto de vida. Sin duda, esto requiere adoptar una perspectiva de género y generacional que reconozca las desventajas estructurales que viven niños y mujeres por su condición. Asumir esta perspectiva interpela sobre las políticas públicas y los modelos de atención, tanto a las instituciones del Estado como a las organizaciones de la sociedad civil, para respetar el interés superior de la infancia y los derechos de las mujeres. Por su parte, la academia no puede quedarse atrás en la participación de estrategias, estudios y teorías que propicien una construcción epistemológica de la trata de personas como un problema público. Es tarea de la investigación científica reconocer que los fenómenos sociales encaran problemas públicos inmersos en sistemas complejos. Por lo anterior, es tarea universitaria convertir esos problemas públicos en problemas de investigación en la complejidad. Los problemas complejos requieren de equipos disciplinaros e interdisciplinarios, y también de estrategias multidisciplinarias y transdisciplinarias inmersas en las dinámicas sociales, culturales, políticas, económicas, tecnológicas y científicas para su mejor entendimiento.

15 la academia no puede quedarse atrás en la participación de estrategias, estudios y teorías que propicien una construcción epistemológica de la trata de personas como un problema público.

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17 ¿Cuál es la misión de las universidades si no formar personas para actuar en este mundo complejo que nos ha tocado vivir? Las universidades tienen el reto de transformar sus métodos de formación y de investigación, sobre la base de comprender que las disciplinas responden a fracciones de la realidad en medio de un sistema complejo de conocimientos que es un bien colectivo y universal de la humanidad, y de problemas públicos, también complejos, cuyas soluciones parciales y totales son responsabilidad de los Estados (instituciones y sociedades incluidas) y de los individuos. El Observatorio Latinoamericano Hoy es imperativo ético acercar la academia a los actores sociales y las instituciones gubernamentales para la transformación de los problemas públicos en problemas de investigación, que arrogen resultados de investigación en alternativas de acción ética pública de derechos humanos; particularmente en el fenómeno de la trata de personas. Generar foros de discusión como éste, con la participación de muchos actores que reflexionen, piensen, compartan y construyan alternativas, interpretaciones, métodos y teorías, alrededor de la trata de personas, es también tarea universitaria. El saber y el hacer universitarios, puestos al servicio de los problemas públicos, nos ayudan a acotar las discusiones, precisar los términos, elaborar métodos para resolver y respetar las divergencias, pero sobre todo, a relevar la importancia en nuestras investigaciones e intervenciones, en voz de los sujetos que padecen los problemas públicos. Generalmente, los más desfavorecidos, los marginados y excluidos de las sociedad, y estigmatizados, victimizados y discriminados; las mujeres, las niñas y los niños. Como en Buenos Aires y como seguramente lo será en Perú es fundamental la participación de las universidades. La Universidad Iberoamericana Puebla ahora, ha abierto el espacio a múltiples voces, no siempre coincidentes con sus propias posiciones, pero siempre abierta al diálogo universitario como un valor, como un derecho. En lo que respecta a las organizaciones civiles y sociales, y las instituciones del Estado (gobiernos, legisladores y operadores de justicia) les corresponde el cuidado de este espacio, el cual hace posible el encuentro de divergencias ideológicas y políticas tendientes a la construcción de alternativas de los problemas públicos. Sigamos cuidando ese espacio y contagiemos a las universidades de América Latina a convocarnos en la pluralidad y el reconocimiento de un nuevo papel en el siglo xxi. La construcción del Observatorio Latinoamericano sobre Trata y Tráfico de Personas es una propuesta para continuar con este esfuerzo en el que todos los actores sean protagonistas y en el que, esperamos, se vislumbren nuevas luces al final del túnel, que no sean las del pensamiento único de un tren que colisiona contra nosotros. Todos y todas estamos invitados a seguir buscando, a seguir compartiendo y comunicando, recogiendo los puntos de vista de personas que padecen la trata y el tráfico de personas, desde una perspectiva que permita formarnos en sujetos, colectivos e individuales, guiados por una ética de derechos humanos e igualdad entre los géneros, las razas, las edades y las culturas. Con este nuevo observatorio se buscará: a) Poner en común las investigaciones realizadas en Latinoamérica b) Crear una página web para difundir y compartir la información generada por las organizaciones integrantes c) Generar un espacio de diálogo y reflexión entre diferentes actores antes y después de cada Congreso d) De forma gradual, construir un sistema de indicadores comunes para la medición de los avances y los impactos en cada país en el combate a la trata de personas, empezando por los de acceso a la justicia y restitución de derechos e) Constituir capítulos en los países con participación de académicos y académicas y organizaciones de la sociedad civil. Enhorabuena, sigamos abriendo espacios universitarios en nuestros países para marcar el rumbo del Tercer Congreso “Acceso a la Justicia y Restitución de Derechos”, ahora convocado por el Observatorio Latinoamericano sobre Trata y tráfico de Personas

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19 La frontera sur de México es destino de viejas y numerosas migraciones internacionales (Casillas y Castillo, 1994), de transmigración significativa desde hace 20 años (Casillas, 2007a) y, recientemente, origen de una creciente emigración internacional, sobre todo de oriundos de Chiapas (Jáuregui, 2007). La inmigración internacional ha contado y cuenta con diversas facilidades para el ingreso al país. Esa frontera ha estado despoblada en distintos momentos y áreas, con otras densamente pobladas por la conjugación de poblaciones autóctonas y migraciones internas e internacionales (Hernández, 2001). Hay un largo proceso de transacciones culturales y políticas, con momentos generales en tiempo y espacio de asimilación y tensión, que han dado una constante estabilidad social luego de convenir los límites fronterizos con Guatemala en 1882 y con Belice en 1893. El acuerdo limítrofe, cabe recordar, fue precedido de momentos de tensión y conflicto latente entre los jóvenes Estados mexicano y guatemalteco, por los supuestos o reales propósitos de expansión (Cosío Villegas, 1960), muy a tono con las viejas prácticas de las grandes potencias de la época, pero el proceder ordinario de las sociedades fronterizas siguió su propia lógica establecida; las nuevas ficciones legales de los Estados, así, al convenir una forma de convivencia pacífica, ratificaron en lo normativo lo que era vida cotidiana en las nuevas fronteras nacionales: una región actuante que siguió su proceder ordinario con la novedad que tendría nuevos actores institucionales y nuevas reglas públicas. Nada más, pero nada menos, pues ese paso significaba transitar del régimen colonial al Estado Nación en el nivel macro, pero en el micro, el de las sociedades fronterizas, los valores de convivencia e intercambio se mantuvieron vigentes. Para revertir la trata de personas y fortalecer a la sociedad y sus integrantes Rodolfo Casillas R. Profesor e investigador de la Facultad Latinoamericana de Ciencias Sociales (Flacso), sede México. Ponencia presentada en el Panel 1, Migración, Trata, Tráfico y Derechos Humanos, 21 de septiembre de 2010.

20 primavera - Verano 2011 En la actualidad, en la frontera sur de México ocurren seis flujos migratorios internacionales: 1) visitantes locales, tendencialmente en el tiempo el flujo más documentado por las autoridades migratorias mexicanas, lo que no implica que todos los visitantes locales gestionen el permiso correspondiente. La mayoría son lugareños residentes en comunidades aledañas al otro lado de la frontera; 2) trabajadores regionales; el grueso de ellos dedicado a labores agrícolas y por temporada, los otros al sector terciario y por temporadas indefinidas en el tiempo; no hay cifras confiables del volumen total, sólo registros de alguno de estos flujos laborales, acotados a alguna actividad en cierto momento, cuando no a una labor específica; 3) refugiados, la mayoría centroamericanos, guatemaltecos sobre todo, quienes hoy constituyen un volumen menor de los flujos, en gran parte por la dificultad que encuentran en años recientes para que se les otorgue dicha calidad migratoria y la protección institucional correspondiente (González de Ita, 2003). El grueso registrado de manera oficial corresponde a lo acontecido a finales del siglo xx, pero de lo ocurrido en el xxi hay un significativo subregistro; hoy muchos de los refugiados no existen de manera oficial; 4) residentes fronterizos que, a la luz de los datos censales, son pocos en el país aunque representen la segunda nacionalidad de extranjeros por su número, pero a la vez significan la concentración mayor de guatemaltecos en México en poblaciones limítrofes del sur. De manera extraoficial, existe un volumen impreciso de centroamericanos indocumentados, fácil de localizar en las calles de las ciudades y municipios fronterizos, aunque inexistentes en los registros gubernamentales; 5) turistas, negociantes y técnicos, documentados por las autoridades migratorias, no han sido objeto de análisis hasta el momento; y 6) transmigrantes, flujo de la discordia entre gobiernos y entre éstos y organismos civiles humanitarios. Reciben todo el peso de la ley, el sobrepeso de quienes abusan de ésta y de los agentes delictivos, con y sin uniforme. Los registros de miles de “asegurados” por el Instituto Nacional de Migración (inm), como se les llama en el argot gubernamental, se nutren, casi de manera exclusiva, de este flujo en particular. Son expertos quienes analizan en encuentros internacionales problemáticas específicas y, producto de sus reflexiones, las sociedades y gobiernos nacionales reciben propuestas tendientes a fortalecer los derechos y garantías de las personas. Así, en el ámbito internacional, cuando hablamos de “trata de personas”, la Convención y protocolos de Palermo son referencia obligada. Desde noviembre de 2007, México cuenta con una ley sobre la materia, al tiempo se publicó el Reglamento de esa ley, se estableció la Comisión Intersecretarial correspondiente y se han dado diversos pasos en dependencias del Ejecutivo federal hacia la incorporación de la figura de Trata en su quehacer cotidiano; la creación de la Fiscalía Especial para los Delitos de Violencia contra las Mujeres y Trata de Personas (Fevimtra), el 31 de enero

21 de 2008, se inscribe en ese esfuerzo gubernamental. Algo similar ha ocurrido en la mayoría de las entidades federativas, que han hecho ajustes y adecuaciones a sus códigos penales en tiempo reciente y unas pocas han legislado específicamente sobre la trata. La Comisión Nacional de los Derechos Humanos estableció un programa específico sobre la materia. Dicho de esta manera, hay motivos para sentir cierta tranquilidad. Vamos avanzando. Aunque con pasos desiguales, si tomamos en cuenta otras consideraciones. En efecto, la Ley federal tiene sus méritos, el primero de ellos, su existencia. Pero también ha recibido diferentes críticas que me voy a abstener de argumentar en detalle. Enunciaré algunas: 1) limitaciones en su formulación, a la luz del conocimiento internacional; 2) porque no se han hecho aún adecuaciones necesarias a otras leyes vinculables, lo que no es una limitante propia de la ley sino una tarea aún no realizada en el Legislativo, que ciertamente reduce el alcance de la norma; y 3) porque no se han incorporado otras figuras complementarias a la Ley de referencia que, como en el caso anterior, constituye una labor legislativa pendiente. Adicionalmente, en la ley se observa un mayor desarrollo en aspectos relativos a la explotación sexual y a menores en explotación laboral. En cuanto a las entidades federativas, poco más de 2/3 partes ya modificaron sus códigos penales, lo que resalta el énfasis en el aspecto punitivo y denota la ausencia de fortalecimiento de lo social; del resto se espera hagan lo propio en un futuro cercano. Empero, quienes ya lo hicieron apelaron a tal diversidad de elementos que la resultante es una heterogeneidad en las conductas sancionables, en los medios comisivos, en los fines y, en consecuencia, en el régimen de sanciones.1 Esta diversidad puede 1 Un análisis sobre el particular fue elaborado por Sadot Sánchez Carreño, “Legislación nacional contra la trata de personas” en Rodolfo Casillas R. (coord.), La trata de personas en México. Situaciones presentes y potenciales de las mujeres, niñas, niños y adolescentes México, Cámara de Diputados, Comisión de Equidad y Género, 2009, pp. 156-185. conducir a una especie de impunidad desde la ley, de ahí que habrá que hacer esfuerzos hacia la complementariedad y no avanzar más en la atomización, tanto por quienes ya iniciaron el proceso de actualización como por los que están por hacerlo. Con los elementos aquí vertidos se puede valorar la importancia de la Comisión especial para la lucha contra la trata de personas, creada por la actual legislatura de la Cámara de Diputados y que, sin duda, será de vital importancia también para la Comisión Intersecretarial. El Foro en que presento estas reflexiones constituye una excelente plataforma para impulsar la suma de esfuerzos sociales e institucionales y permite la presentación de propuestas que ayuden a rectificar el camino donde resulte necesario hacerlo. Dentro del país, en ámbitos legales, hay mucho más por hacer. Esta diversidad de problemáticas, sin embargo, no se limita a su dimensión nacional y jurídica. Para su debida apreciación y atención hay que tomar en cuenta sus componentes internacionales. Incluso en aquellos casos que tienen notoria connotación interna. Procesos delictivos como la trata tienen perfiles sociales que requieren del análisis comparativo por regiones para ser justipreciados, tanto dentro de México, como de éste con regiones de otros países. En ese sentido, Palermo es un referente, pero hay otros referentes más, de alcance regional que pueden ser enriquecidos. A continuación me dedicaré a alimentar ese horizonte de actuación posible. Hay dos señalamientos que al invocarlos pareciera que llegamos al final del camino y no se puede hacer más nada cuando se dice: 1) es un hecho multicausal y de gran complejidad, o 2) México es país de origen, tránsito y destino de flujos internacionales de personas, mercancías y productos prohibidos. En consecuencia, pareciera que sociedad e instituciones estamos obligados a presentar excusas por el actuar contradictorio, ineficiente e insatisfactorio, a aplicar placebos o políticas públicas de corto alcance. Pero no tiene que ser necesariamente así. Lo que para algunos es el fin, para otros es el punto de arranque. Presento algunos argumentos para que nos ubiquemos en el segundo grupo. Para empezar, hoy todos los hechos sociales son multicausales, dentro y fuera de México, y prácticamente todos tienden a mayor grado de complejidad, según actores, recursos y circunstancias. Por las facilidades para acceder al conocimiento globalizado, todos (personas, grupos, sociedades) se apoyan en aquello que les es posible, de manera legal o no, a saber, para hacer su propia historia. Y lo que para muchos es desventaja (ser origen, tránsito y destino) brinda a México una oportunidad que muy pocos países pueden tener, al conocer por experiencia propia, las particularidades de cada una de esas tres grandes migraciones internacionales y, en consecuencia, dialogar desde esa plataforma múltiple con distintos interlocutores de experiencias menos complejas. Todavía nos falta camino por recorrer para justipreciar lo promisorio de la complejidad y multicausalidad y no dejarnos abrumar por ellas. En materia de trata de personas, en el mundo podemos encontrar situaciones nacionales parecidas a la descrita para México, con avances desiguales, con tareas pendientes, con plataformas de acción pública en construcción y con insuficiente claridad conceptual. Si observamos en particular, por ejemplo, lo que ocurre en otros países de América Latina en relación con la trata de personas, no estamos a la zaga,2 pero podemos ir a la vanguardia. En cierta medida, México, al tener la posibilidad, también tiene la obligación de ir adelante. Ejemplos: en los últimos 20 años, para no ir más atrás, del total de intercambios comerciales de México con el mundo, sólo el 1.3% los realizó con Centroamérica, tan distante de nuestras prioridades en 2 Véase, por ejemplo, Organización Internacional para las Migraciones. La trata de personas en Argentina, Chile y Uruguay. Estudio exploratorio sobre la trata de personas con fines de explotación sexual en Argentina, Chile y Uruguay, 2008, Organización Internacional para las Migraciones, 330 pp.

22 primavera - Verano 2011 comercio y tan inmersa en nuestra vida social mesoamericana.3 En esos mismos 20 años, y también para no ir más atrás, en la frontera sur de México se ha establecido un alto número de vías de acceso informal que nutre la vida social de ese entorno binacional con Guatemala. En 2009 se contabilizaban 400 vías peatonales y 30 vehiculares, frente al total de 10 puertos de la autoridad pública mexicana. Desde cierta perspectiva, se puede decir que existe poca presencia de las instituciones gubernamentales y mucha dinámica social. Y eso no necesariamente es negativo, al menos no en todos los aspectos. Los vínculos principales de México con Centroamérica no pasan por la macro economía, pero sí por el comercio a baja escala y la vida social regional; si se buscan antecedentes históricos de ese intercambio y vida sociales es posible remontarse a tiempos prehispánicos para encontrar sustento a esa trayectoria. Ese tejido social, construido en un largo proceso de convivencia, hoy recibe el flagelo de la trata de niñas, adolescentes y mujeres de origen centroamericano para la explotación sexual, principalmente, y la afectación de trata laboral que golpea más a niños, adolescentes y hombres, sin excluir a sus acompañantes mujeres, igualmente todos de Centroamérica,4 aunque si se toman en cuenta flujos migratorios internos entonces habría que incluir a quienes de distintas partes del sur sureste mexicano son enviados a los centros turísticos construidos o en construcción a satisfacer las demandas sexuales y laborales. Si, por ejemplo, se estableciera un programa de educación básica para niños migrantes en localidades fronterizas del sur, lo que es factible a la luz de la experiencia mexicana en educación a niños migrantes en labores agrícolas que se aplica en el norte, sin duda se reduciría el factor riesgo de ese grupo social. Y, si en convenio con Guatemala uno de esos programas (el que le competiera) se vinculara de manera específica con localidades del occidente guatemalteco, de donde procede la mayoría de esa población migrante internacional, entonces el alcance de dicha acción binacional sería de mayor beneficio social, a la vez que daría a ambas naciones mayor fortaleza en el entorno social que comparten. Esas medidas, por otra parte, podrían encontrar en la Conferencia Regional de Migración, que sesiona a mediados de 2010 en México, un vehículo que amplifique su alcance, en tanto que en el flujo migratorio regional participan también personas provenientes de otros Estados miembros de la Conferencia. No escapa a esta reflexión el hecho que en el pasado ya la Conferencia ha abordado y tomado acuerdos en materia de trata; lo que indico es la posibilidad de que se avance, más cuando hay elementos para hacerlo, y más 3 Véase, del autor, “Mesoamérica. El Sur Mexicano y Centroamérica, Fortalezas y Debilidades” en Cuaderno Núm. 4 del Consejo Mexicano de Asuntos Internacionales (Comexi), México, 2008. 4 Véase, del autor, La trata de mujeres, adolescentes, niñas y niños en México. Un estudio exploratorio en Tapachula, Chiapas. México, editado por la Comisión Interamericana de Mujeres (cim), Organización de Estados Americanos (oea), Organización Internacional para las Migraciones (oim), Instituto Nacional de las Mujeres (Inmujeres) y el Instituto Nacional de Migración (INM), 2006, 267 pp. en sus vínculos con el desarrollo social, que todavía siguen siendo escasamente atendidos. De hacerlo, también se contribuye a la formulación de una Ley de Migración de México, o bien a la adecuación de la Ley General de Población, que resulta anacrónica para muchos efectos y no sólo los vinculables a la trata. Ya entró en funciones la Comisión Intersecretarial. El mandato colectivo se puede nutrir con los mandatos específicos de cada instancia que la integran. No se trata sólo de sumar el mandato colegiado al mandato anterior y específico de cada dependencia. Es menester un cambio cualitativo. Hacer que “dialoguen” mandato anterior y mandato nuevo; que el anterior sea revisado ante el nuevo imperativo y que éste se nutra de los elementos de juicio de la experiencia institucional precedente. Pareciera que ésa es una verdad sabida, pero no siempre es el caso. De ahí que haga referencia al tema. Por ejemplo, sabemos que todas las dependencias generan estadísticas para los más diversos propósitos de su labor. Pero, ¿cuáles estadísticas de las dependencias que conforman la Comisión darán aportes de manera indirecta al tema de trata?, ¿cuáles requerirán de un ajuste para que sean útiles al mandato colectivo?, ¿qué instrumentos nuevos, directos, habrán de generarse y qué dependencias lo tendrán que hacer?, ¿encontrarán esas dependencias, con sus contrapartes de otros países, una base común que les facilite la generación de la política pública que les corresponde? Los registros estadísticos del dif, ¿encuentran correspondencia en variables, metodología, tiempos, conceptos, cobertura, etc. con la contraparte de Guatemala, El Salvador y Honduras, por citar unos casos, o será necesario establecer una conferencia específica al respecto? Para contar con registros confiables y sin subregistros, ¿se contará con la colaboración oportuna de aquellas entidades que por distinta razón han dejado en el pasado inmediato sin respuesta lo relativo al abuso y explotación sexuales?, ¿se mejorarán los registros ya existentes? La violencia intrafamiliar es un elemento recurrente en la mayoría de las víctimas de trata sexual, en las mexicanas y centroamericanas, ¿cómo atacar la raíz de manera conjunta?, ¿cómo alimentar la vertiente cultural de los poblanos que en Puebla York mandan traer insumos que les refuercen sus lazos sociales e identitarios, sin que incluya la satisfacción de sus apetitos sexuales que demanda les envíen jovencitas poblanas como hoy sucede? Sin duda, es necesario que ocurra un enriquecimiento de los instrumentos internacionales en un futuro cercano en dos sentidos: 1) ampliación temática de instancias binacionales y regionales ya existentes y 2) generación de nuevas conferencias regionales con temáticas que desarrollen aspectos que los vinculen. Mas, para una mejor participación es menester realizar una cuidadosa revisión de los registros nacionales dado que muchos de ellos son anteriores al fenómeno de la trata de personas y algunos necesitan ser adecuados y, asimismo generar nuevos, tal y como se señaló anteriormente.

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