Rúbricas 7

21 Elsa Tamez Doctora en Teología, investigadora del Departamento Ecuménico de Investigaciones (dei) en Costa Rica, y de la Asociación Ecuménica de Teólogos del Tercer Mundo Quiero comenzar recuperando un párrafo de la carta de invitación, el cual se nos envió como marco para la elaboración de nuestros aportes a este foro. Del discurso del progreso como orientación civilizatoria, hemos pasado a una renuncia de la utopía en aras de la seguridad, la ley y el orden. Se trata, según Alain Touraine, de una lógica absolutamente inesperada: Hemos entrado en un nuevo periodo cuya lógica no es económica ni política, sino que es la lógica de la guerra, que, al justificarse como el combate legítimo a “oponentes depravados de la civilización misma”, funciona para favorecer los intereses de las grandes corporaciones globales y suprimir las tendencias democráticas de los pueblos, mediante un discurso que enfatiza el miedo y la incertidumbre. ¿Cuáles pueden ser las claves para entender el nuevo territorio de las relaciones sociales que esta lógica impone? Las palabras claves de este discurso son: 1) ley y orden (para la seguridad), 2) lógica de guerra contra los diferentes que no se ajustan a la visión de mundo de los que guardan la ley, 3) intereses de grandes corporaciones, 4) miedo, incertidumbre, paralización entre la población afectada. En este aporte quiero analizar dos mitos religiosos de dos culturas diferentes, la náhuatl y la judeocristiana. En el análisis estarán implícitos estos conceptos como claves de explicación de los mitos. Creo que estos mitos nos dan algunas claves importantes para entender el fundamentalismo en la lógica de la guerra y la supresión de las tendencias no sólo democráticas de los pueblos, sino de solidaridad en y entre los pueblos. Estos dos mitos que voy a presentar ya los había trabajado en 2001, cuando el ex presidente George Bush, después del ataque de los talibanes, el 11 de septiembre, al Centro Mundial del Comercio y al Pentágono, llamó “justicia infinita” a la operación militar que programaba efectuar como represalia contra los culpables que se escondieron en Afganistán. Hoy me animo a retomarlos porque el presidente Barack Obama, siguiendo la misma lógica de su antecesor, busca consensos para atacar militarmente a Siria bajo el mismo pretexto de la injusticia que se ha cometido, en este caso por utilizar armas químicas en donde muchos niños murieron. El presidente Obama se cuida de hablar de “justicia infinita”; y habla más mesuradamente: “no podemos estar ciegos ante las imágenes de injusticia…”, hasta la fecha no encuentra total apoyo en el Congreso ni en la población, pero eso no importa, la lógica es la misma: castigar a quien comete injusticias contra su pueblo (claro, tomando por sentado que ese pueblo que se quiere castigar no favorece los intereses económicos de las corporaciones; estas acciones militares no se ejecutaron contra los países de dictaduras en América Latina porque favorecían los intereses de Estados Unidos).

RkJQdWJsaXNoZXIy MTY4MjU3