Rúbricas 7

63 Este importante libro tiene como objetivo comprender la crisis que vivimos y sus posibles desenlaces. Fue publicado por primera vez en París por Editións Du Seuil en 2010 y acaba de salir en México de los hornos del Fondo de Cultura Económica. En su presentación, Touraine comienza diciendo: “una crisis económica es en primer lugar un asunto de los economistas, aunque no siempre o frecuentemente la hayan previsto”. Pero como podemos constatar, Touraine, desde la perspectiva del sociólogo que es y siempre ha sido, nunca ha rehuido a pensar los grandes cambios que han marcado nuestra atribulada época. En la sociedad actual, nos dice Touraine, ya no nos representamos a nosotros mismos como los actores de un sistema económico, respecto al cual se organizaría toda la vida social, ahora nos representamos como sujetos dotados de derechos y creadores de nuestra propia vida en un universo donde predomina lo cultural, lo que él llama “la subjetivización de los actores”. De acuerdo con el diagnóstico de Alain Touraine, la actual crisis separó aún más la economía de la sociedad como efecto de la autonomía creciente de las lógicas especulativas y financieras; la pregunta que se impone es: ¿qué puede influir a largo plazo sobre estas tendencias? Touraine subraya que una de las principales consecuencias de esta separación es una exclusión creciente de los actores sociales. Pero también considera que nuestras sociedades pueden experimentar, como consecuencia de dicha crisis, un cambio cultural acelerado que, a su vez, provoque transformaciones profundas aunque a largo plazo. Estas transformaciones implican que los actores “sociales” se comportan cada vez más de forma más independiente del sistema económico. A partir de esta reflexión Touraine concluye que los próximos años oscilarán entre la catástrofe y la refundación. De manera más precisa, el libro que estamos comentando, está centrado en el estudio de los factores que pesarán, en un sentido o en el otro. La causa que provocara que la crisis actual se inicie en 2007 y que alcanzara su momento crítico y más peligroso en 2010, no ha sido eliminada. El sector bancario se recuperó rápidamente, pero la economía de muchos países no. La crisis impactó, en primer lugar, a Islandia, Irlanda y Grecia; posteriormente alcanzó a Francia, España y Portugal, de hecho, a toda Europa; aunque para Touraine y otros analistas, la excepción es Alemania. Hasta ahora Europa parece condenada al estancamiento. Touraine considera que los efectos de la crisis actual parecen más difíciles de superar que los de 1929, porque se multiplican por la globalización económica y financiera que destruye todos los vínculos entre la economía y la sociedad. Sin embargo, advierte Touraine, sería apresurado llegar a la conclusión de que la sociedad ha sido completamente destruida. Él utiliza la metáfora de una ciudad bombardeada, que aunque vulnerada, sigue existiendo. De la misma manera, la noción de sociedad no desaparece completamente. Esta noción subsiste a pesar de la presión enorme que ejercen sobre las ciencias humanas las nuevas tecnologías, particularmente de la comunicación, y desde los dos últimos siglos, sobre las ciencias de la naturaleza, sobre todo en sus formas ya caducas (el cientismo), como lo ha demostrado Edgar Morin. Entre los cambios lentos, aunque positivos, Touraine destaca que existen procesos de transformación que se dan, en primer lugar, en el plano de la conciencia. Desde esta perspectiva, nuestro autor destaca la importante corriente de economistas de alto nivel, de los cuales algunos son premios nobel, Amartya Sen el primero, pero también Joseph Stiglitz, Paul Krugman y Jean Paul Fitoussi, entre otros, que critican la visión estrecha inspirada por un cuantitativismo superficial, de un pensamiento estadístico y económico que reduce la situación del individuo o de las categorías sociales a su ingreso, o –me permito añadir– en el caso del neoinstitucionalismo que ahora está de moda entre los politólogos, a sus intereses. Además esta corriente de economistas busca integrar, con mayor o menor éxito los análisis sociales, políticos y culturales con el cálculo económico. Estos cambios son muestra de que el pensamiento avanza en la medida que el cambio social tiende a afirmarse. Me parece importante destacar que en esta hora de globalización de los mer-

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