Rúbricas 7

68 Primavera - Verano 2014 el Presidente Enrique Peña Nieto informaba que llegaba al encuentro. El diario Sin embargo, una publicación con una postura crítica hacia el gobierno actual publicaba en esas mismas fechas que la diputada Eufrosina Cruz Mendoza de origen zapoteca, demandaba a la titular de la Secretaría de Desarrollo Social, Rosario Robles, la condición en la que viven los pueblos indígenas: “Ayer había hambre en los pueblos indígenas de México; hoy hay hambre, sed, dolor, enfermedad y desesperanza en más de la mitad del territorio nacional, y todavía no sabemos de qué manera las autoridades de la dependencia a su cargo van a actuar para evitar una mayor tragedia”, enfatizaba en la nota el diario sobre las declaraciones de la legisladora por el Partido Acción Nacional. El poder hoy, como señaló Rossana Reguillo durante su conferencia en la Cátedra Alain Touraine (9, 10 y 11 de octubre de 2013), que justamente llevó ese título, es otro. Y las comunidades indígenas así como los movimientos que se construyen desde ellas también forman parte de esos actores que se organizan y se hacen visibles en el espacio público contemporáneo. Y este es el centro del libro de La Gran Revuelta Indígena. El texto de Le Bot parte del supuesto, que me parece central, que las identidades indígenas hoy se construyen y definen fundamentalmente a partir de dos lugares: las ciudades y los espacios transnacionales, ambos resultado de procesos migratorios internos e internacionales en donde las redes sociales, construidas a lo largo del tiempo y en condiciones de vulnerabilidad y exclusión, han ido avanzando en algunos casos a formas de acción colectiva. El autor presenta en un texto amplio, organizado en cuatro apartados, experiencias diversas de países como Brasil, Colombia, Chile, México, Ecuador, Bolivia, Guatemala, Perú, dando cuenta de las orientaciones, significaciones, puntos en común y diferencias en los movimientos indígenas. Una aventura ambiciosa, sobre todo por la gran heterogeneidad de grupos y numerosos movimientos que de ellos se desprenden o se han desprendido en los más de 500 años después de la Conquista, pero que logra articular de manera adecuada. El texto plantea en la primera parte cómo la irrupción de dos momentos clave en América Latina han sido la revuelta indígena de insurrección zapatista de 1994 en Chiapas y la elección de Evo Morales en Bolivia al confrontar directamente las bases del pensamiento eurocentrista y colonialista que configuró por un lado, un imaginario de uniformidad latinoamericana y, por otro, la homogeneidad del Estado nación que durante siglos ha negado la diversidad, esta diversidad fundamental que requiere ser reconocida y de la que también refirió Boaventura Dos Santos en la conferencia inaugural de la Cátedra Alain Touraine. El racismo, subraya en su texto Le Bot, ha sido un elemento clave, en esta configuración de imaginario nacional que bajo el disfraz de mestizaje ha dominado a los pueblos indígenas, como también lo han planteado en su propio trabajo María Eugenia Sánchez y Jorge Gómez Izquierdo (2011). Ciertamente estos movimientos de los que habla Le Bot, no es posible entenderlos sin hacer referencia al patrón de poder colonial que se ha mantenido históricamente y que toma otras formas distintas para expresarse. Así también en estas líneas Le Bot ubica la configuración de estos movimientos indígenas en un contexto en el que somos testigos de “la descomposición de los regímenes nacional-populares, el fracaso de las guerrillas revolucionarias, el derrumbe las dictaduras militares, las transiciones democráticas desencantadoras, la imposición de los modos neoliberales y el crecimiento en este contexto de los oportunistas neopopulismos.” El autor es cuidadoso al señalar que los movimientos van emancipándose de los populismos predominantes en la historia de Latinoamérica del siglo xx y de las organizaciones campesinas vinculadas a ellas mostrándose como herederos y disidentes, sobre todo ahí en donde justamente el patrón colonial prevalece. En este sentido, son al mismo tiempo instituidos e instituyentes; herederos para también agentes en la construcción de su propia identidad colectiva. Un apartado breve pero fundamental es el que tiene relación con la manera en que los pueblos indígenas han sido representados por los discursos nacionalistas y Ayer había hambre en los pueblos indígenas de México; hoy hay hambre, sed, dolor, enfermedad y desesperanza

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