Rúbricas 9

43 mas es la principal fuente de ingresos de al menos un millón de pobladores originarios con economías de subsistencia, en los Andes. Estos animales proveen fibra, carne, trasporte y guano. La producción total de fibra de camélidos alcanza 5 millones de kg anuales, de los cuales se trasforma el 30% en las comunidades en hilo, tejidos o artesanías (Quispe et al., 2009). Dentro del mercado de fibras, el valor de la fibra de vicuña es uno de los más altos del mundo y puede superar los 500 dólares el kilo, convirtiendo a esta especie silvestre en un recurso importante para el desarrollo andino, o un gran negocio textil, dependiendo de la resultante entre la tensión de los actores económicos y el reconocimiento de esta especie como patrimonio biocultural puneño. El paisaje biocultural del altiplano nos muestra dos o hasta tres especies de camélidos (por ejemplo, guanacos y llamas), coexistiendo el ancestro silvestre y la especie domesticada contemporáneamente junto a su pastor. Esta situación pone en juego el espacio entre lo silvestre y lo doméstico en el contexto pastoril, con mucha claridad. Los pueblos originarios andinos, dentro de su clasificación tradicional, diferencian conceptualmente de manera taxativa a los camélidos silvestres –vicuña y guanaco– como Salka o de la tierra (junto con otros animales de la fauna silvestre) y a los camélidos domésticos –alpaca y llama– como Uywa o “de la gente” (Flores Ochoa, 1977, 1981; Grebe, 1984). En la cosmovisión andina, los animales, las pasturas, los cultivos, las fuentes de agua y la propia gente (como aspecto integrado y no esencialmente diferente en la manifestación vital), están regidos por una deidad femenina, maternal, nutricia, pero también potencialmente atemorizadora: la Pachamama (Aranguren, 1975, Mariscotti, 1978). Pacha significa tierra, mundo, paisaje, suelo y tiempo y Mama significa madre, alma, espíritu y esencia. René Machaca, un maestro de la Puna, dice: “La tierra no nos pertenece, sino que nosotros pertenecemos a ella, porque somos sus hijos. ¿Tiene dueño la tierra? Pachamama es nuestra casa y en este hogar convivimos seres humanos, animales y plantas”. Estas palabras reflejan la multidimensionalidad del concepto de la Pachamama. Pachamama es madre-diosa, dadora de la vida, pero ella es también la tierra, el suelo real donde plantamos las semillas y sobre el que caminamos. Tiene una corporalidad concreta y según tratemos los humanos a ese cuerpo, se alaba o maltrata a una deidad tutelar. El maestro René nos cuenta también que la vida que da la Pachamama tiene diferentes representaciones, siendo FIGURA 3: Ilustración de la Pachamama.Autor: Mamani Wanka.

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