Rúbricas Número Especial 2

16 Número especial, otoño 2013 es posible encontrar la voz que introduce la nota crítica, el desacuerdo, la llamada serena o encendida a otro punto de vista posible. Rompiendo el sistema de jerarquías establecido por la modernidad letrada, los jóvenes blogueros encuentran un espacio clave para otorgar valor a dos cuestiones fundamentales en la constitución de su subjetividad; primero, la posibilidad de la (auto)elección de aquellos problemas, procesos, acontecimientos que con carácter histórico, se introducen en sus biografías particulares; cuestión que se inscribe en una tendencia creciente a involucrarse en causas intermitentes, contingentes que “significan” y que marcan su distancia frente a las lógicas de participación institucionalizadas, partidizadas; y, de otro lado, refieren a lo que es “personalmente” relevante, en este sentido, el nombre propio (así sea un nick name) sí importa. Se trata de un compromiso en primera persona. b) La disolución de las fronteras entre lo objetivo y lo subjetivo. Al revisar y analizar numerosos blogs, muros de facebook, páginas de muchos jóvenes, es posible advertir que existe una solución de continuidad en la manera de encarar esta tajante separación, fruto de la modernidad. Lo personal, lo subjetivo, las emociones y lo cotidiano, se articulan con el mundo de lo público. A través del uso de la red, los jóvenes construyen no solamente grupos para conversar, sino de manera especial “comunidades de sentimiento” (un grupo que empieza a sentir e imaginar cosas en forma conjunta, como grupo). c) Y, una tercera cuestión, estriba en su capacidad de articular relaciones que trascienden los movimientos territoriales y hacen de la globalización más que un concepto económico o una metáfora sociocultural. La construcción de ciberidentidades que se alimentan de la diversidad, de la conversación planetaria que a través de la “bitácora” personal, descentran y desterritorializan los sentidos que se producen, contribuye a “producir extrañamiento”, que bajo mi perspectiva es la condición fundamental para producir reflexividad. Dicho en otras palabras, acceder a otras visiones del mundo, contribuye a desnaturalizar la visión sobre el propio y eso posibilita un nivel de reflexión que es difícil de conseguir cuando el mundo se circunscribe a la reproducción de las dinámicas, estructuras y sentidos locales o cercanos. Para los adultos la experiencia era algo que se adquiría “para”, con un sentido teleológico, finalista; la experiencia era una dimensión mediadora entre un antes y un después. Hoy, uno de los ejes sustantivos de la idea de los repertorios múltiples, veloces, cambiantes que favorece la red, es que la experiencia se ha convertido en algo per se, la experiencia no sólo constituye subjetividad, sino además es la argamasa que posibilita el intercambio. Es la experiencia armada en trayectorias itinerantes, la que vale. La red es, en este sentido, no un continente de información, sino pasaje y pasadizo que conecta a la manera de rizomas,2 experiencias múltiples. La red es una gigantesca conversación colectiva, donde los jóvenes apelan a sus propios códigos, sin dejarse secuestrar por una “política de la palabra” específica o pautada. En sus Seis propuestas para fin del Milenio, Calvino (1998), decía: “Para cortar la cabeza de la Medusa sin quedar petrificado, Perseo se apoya en lo más leve que existe: los vientos y las nubes, y dirige la mirada hacia lo que únicamente puede revelársele en una visión indirecta, en una imagen cautiva en un espejo”. ¿La levedad como estrategia para enfrentar la petrificación del mundo analógico?, ¿de una realidad que los agobia? La metáfora de Calvino me parece poderosa para comprender la transformación de las subjetividades juveniles en relación con las redes y su diversidad de plataformas. Sigue diciendo Calvino: 2 No hay un territorio único donde fijar el sentido, porque el sentido se construye a través de los distintos nodos en conexión, que configuran un mapa, como dirían Deleuzze y Guattari, “abierto, desmontable, reversible, susceptible de recibir constantes modificaciones”. […] la relación entre Perseo y la Gorgona es compleja: no termina con la decapitación del monstruo. De la sangre de la Medusa nace un caballo alado, Pegaso; la pesadez de la piedra puede convertirse en su contrario; de una coz, Pegaso hace brotar en el Monte Helicón la fuente donde beben las Musas. Puede decirse, entonces, que lo leve emerge de la pesadez y al mismo tiempo afirma que la levedad no es una huida, sino un cambio de enfoque, de lógica, de otras formas de conocimiento. La tecnología es un marcador central en las identidades juveniles y un dispositivo que arma, forma y da sentido a su vida y a sus prácticas. En la primera década del siglo xxi, la tecnología ha mostrado ser su estrategia principal para encarar los desafíos que se les presentan; es clave asumir que los jóvenes y las diferentes tecnologías confluyen en un carril que está generando profundos cambios. Las tecnologías, en sus diferentes vertientes, operan como conectores, prótesis, plataformas, catapultas, experiencia cotidiana para interactuar con el mundo: del plumón para graffitear una pared a la computadora con Internet que permite acceder a la producción de autoría (es decir, a la voz propia) e ingreso a múltiples redes sociales. La tecnología es la marca de época de una juventud que la utiliza tanto para afirmar sus pactos con la sociedad de consumo, como para marcar sus diferencias y críticas a esa sociedad. Un fantasma acecha al capitalismo: de indignaciones y subjetividades emergentes Los años 2011 y 2012 fueron de agitación juvenil. Expresiones del desencanto y del cansancio frente a un sistema que decretó, por la vía de los hechos, la ausencia de lugar para las nuevas generaciones, “los indignados” sacudieron el ya de por sí caótico mapa de nuestras incertidumbres.

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