Rúbricas 18

Rúbricas XVIII La biblioteca en la función académica universitaria Rúbricas XVIII La biblioteca de Universidades Jesuítas. Desafíos ante el cambio de época 14 15 1) la capacidad para seleccionar fuentes en donde puedan obtener información relevante y pertinente; 2) los conocimientos para clasificar información y contenidos de manera que faciliten su recuperación, análisis y uso; 3) la habilidad de gestionar adecuadamente esa información; 4) la conciencia de que la información debe ser utilizada de forma legal y ética,1 por citar algunos. Edilma Naranjo Vélez explica que: Ante el gran flujo de información con que se cuenta actualmente, se espera que los universitarios estén actualizados frente a los avances, tanto de las aplicaciones tecnológicas como de su disciplina en relación con los saberes y destrezas, asumiendo esa expectativa como una actividad permanente; asimismo, se dice que deben tener la capacidad de adaptarse a los cambios y a las transformaciones que surgen. Sin embargo, estas exigencias preocupan, puesto que la información se renueva y se divulga tan rápido, y es tan abundante que es casi imposible estar a la par con ello; de ahí que también se pida que estos universitarios estén en condiciones de seleccionarla y analizarla adecuadamente, una vez que la han buscado y recuperado (2018:19). Al respecto hay que señalar que la irrupción del mundo digital multiplica ad infinitum la información de carácter científico, técnico, periodístico a la que es posible acceder cotidianamente, lo que representa un reto para las bibliotecas que, como instituciones, aspiran a reunir en un espacio físico o virtual ese mundo informativo. A la vez que esto supone la necesidad de que el público usuario despliegue capacidades cognitivas y destrezas técnicas que le permitan no sólo acceder a los acervos, sino, sobre todo, aprehender y comprender los datos ahí contenidos. Por otro lado, debido a su vínculo histórico con el lenguaje escrito y la lectura, la biblioteca universitaria también se considera un espacio idóneo para promover competencias comunicacionales y lingüísticas que favorezcan los procesos cognitivos que todo estudiante enfrentará durante su paso por la universidad. Este punto es especialmente relevante cuando los alumnos presentan déficits en el desarrollo de estas 1 Algunos de éstos son considerados indicadores para evaluar el desarrollo de la competencia digital en la Universidad Iberoamericana Puebla. Para conocer más al respecto se puede consultar el documento inédito Definición, elementos e indicadores de las competencias genéricas de la Ibero Puebla. competencias, pues la carencia de ellas puede llevar al fracaso en algunas asignaturas o, incluso, a la deserción. Para lograr el objetivo de apoyar el desarrollo de competencias diversas, en las bibliotecas se organizan talleres y cursos; se imparten asesorías in situ o mediadas por tecnología; se generan contenidos en los que se difunden las colecciones existentes, se proporcionan guías para conocerlas y utilizarlas eficazmente y, además, se divulga información de interés a través de distintos medios. De esta manera, el personal bibliotecario puede “colaborar con profesorado y alumnado de la enseñanza formal y no formal, en los procesos de enseñanza-aprendizaje e incluso organizar sus propias actividades de alfabetización informacional, gestión bibliográfica, educación para la ciudanía digital, etcétera” (Gutiérrez Martín, 2022). Ahora bien, si partimos de que las funciones sustantivas de la universidad son la docencia, la investigación y la difusión del conocimiento, es posible sostener que las bibliotecas son indispensables para que todas ellas puedan cumplirse cabalmente. En los párrafos previos se revisaron algunas de las tareas que realizan estos espacios para apoyar las tareas áulicas, ahora se repasará su papel para el desarrollo de la investigación, así como de la difusión y divulgación del conocimiento. Evidentemente, los académicos utilizan múltiples fuentes para obtener datos, conceptos, antecedentes y todo tipo de información para el desarrollo de sus proyectos de investigación. Lo relevante es cómo esa información se transforma en conocimiento nuevo y de carácter científico. En el caso de las universidades confiadas a la Compañía de Jesús, cuya misión es generar conocimiento que apuntale o promueva transformaciones sociales, los datos que sustenten sus investigaciones deben partir del contexto sociopolítico en el que la universidad se ubica. Lo anterior profundiza el reto de las bibliotecas de contar con colecciones actualizadas y que reflejen las problemáticas y necesidades que en ese momento apremian y preocupan a los académicos y a la sociedad toda. En el caso de la función de divulgación y difusión, las fuentes serias deben ser el origen de contenidos diseñados y producidos, tanto para publicaciones de carácter académico, como para medios y redes sociales dirigidos a públicos amplios y no especializados, con el objetivo de que éstos comprendan conocimientos de carácter científico. Que los artículos, videos y otros mensajes difundidos vía redes, por ejemplo, tengan datos certeros, verídicos, apegados a criterios científicos, es esencial para cumplir con esta labor sustantiva a la que ninguna universidad puede renunciar. Después de la pandemia de covid-19, la Asociación de Bibliotecas de Investigación estadounidense difundió

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