Rúbricas 18

Rúbricas XVIII Grupo de bibliotecas AUSJAL... 66 67 Rúbricas XVIII La biblioteca de Universidades Jesuítas. Desafíos ante el cambio de época - Introducción La colaboración ha formado parte imprescindible del trabajo profesional bibliotecario debido a la variedad de necesidades de información que podemos encontrar en una comunidad. Pero no sólo es un mero compartir de intereses entre las instituciones. Se trata de una alta misión en el ámbito de lo humano por sus alcances, ya que, a través de los procesos de información, comunicación y conocimiento, las sociedades van desarrollando e incorporando habilidades del pensamiento y la acción para incidir en la realidad. Desde su origen, para las universidades jesuitas, las bibliotecas representan un lugar prominente para el logro de su misión en la formación de personas de pensamiento crítico y constructivo. Sin embargo, frente a los embates, no únicamente de las crisis económicas mundiales, sino también de la voracidad de las empresas “agregadoras” de información científica, la cooperación bibliotecaria se fortalece, como a continuación se describe, a través de la conformación del Grupo de Bibliotecas ausjal, cuyo valor agregado estima la perspectiva humanista de la Compañía de Jesús para que esa información registrada, organizada y preservada de sus acervos, alcance a las comunidades que así lo requieran. - La cooperación bibliotecaria y el espíritu humanista Como una práctica inscrita en la tradición profesional, la cooperación bibliotecaria moderna parte del momento en que los bibliógrafos Paul Otlet y Henry La Fontaine conciben el interés de crear una red internacional de centros de investigación, cuyo eje principal fuera la recolección y registro de toda la información publicada a lo largo y ancho del mundo para ponerla a disposición de la humanidad por conducto de la Sociedad de las Naciones. Si bien la guerra y su innovación tecnocientífica impidió que se consolidara el propósito original de Otlet y La Fontaine, ese mismo desarrollo de las tecnologías dio lugar a que las actividades de cooperación extendieran su ámbito de acción hacia la catalogación, las buenas prácticas en el servicio, la educación y capacitación profesional, entre otros. Ya entrado el siglo XXI, la masificación en el uso de las tecnologías amplía ese espectro colaborativo, genera nuevas prácticas y promueve la integración de redes de conocimiento. Una característica relevante en la cooperación bibliotecaria es su principio humanista, en el sentido de que, por un lado, nuestro principal objeto es la información producida por los grupos humanos. Los bibliotecarios nos encargamos de organizar ese gran caos que se genera en la producción de información registrada. Y, por otra parte, nuestro propósito es que esa información se encuentre disponible para la consulta de los usuarios, ya que la información únicamente cobra sentido en el mismo uso, en su acceso. Sólo cuando la información circula en la colectividad, se desprenden sus propiedades como patrimonio, memoria, acervo cultural, etcétera. Si bien se asume la imposibilidad de que una sola biblioteca sea autosuficiente para su comunidad, lo cierto es que la colaboración entre estas instituciones es un rasgo inherente al mismo ejercicio de la organización, preservación y difusión de la información. En otros tiempos lejanos, el acceso a los acervos documentales fue limitado y cerrado a ciertos sectores de la población, pero con el avance de los procesos democráticos en las naciones, como resultado inmediato de este ambiente de apertura y responsabilidad ciudadana, y no por casualidad, las bibliotecas, archivos, museos y todo tipo de repositorios se fueron abriendo como señal del valor contenido en esos acervos y la consecuente generación de conocimiento. Así lo constatan las legislaciones nacionales, en las que, de manera contundente, se actualizan las leyes de bibliotecas, la gestión de los archivos privados y el acceso a la información pública. Mucho antes de la explosión tecnológica, los profesionales bibliotecarios […] necesitamos entender la forma en que aprendemos, de qué manera creamos obras del intelecto y la imaginación, y cómo proveeremos un amplio acceso a la herencia intelectual y cultural que sostiene y promueve los principios de una sociedad libre (Battin, 1998: 3). Foto: Pxhere

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