Rúbricas 7

70 Primavera - Verano 2014 y conflictos que los jóvenes viven hoy entre el mundo de los adultos, el mundo de los jóvenes que emerge como parte de una sociedad de consumo, pero que también adquiere matices distintos en zonas excluidas. Jóvenes que migran, jóvenes que no migran, documentados indocumentados, que hacen de su experiencia juvenil una condición desigual o diferente. El ser joven en las sociedades indígenas y rurales, como lo han documentado autores como Maritza Urtega, Carlos Feixa, Lourdes Pacheco, Laura Velasco, está asociado a la lucha que emprenden los miembros de este sector por conseguir un estatus diferente al que tenían antes y por adquirir nuevos derechos que no necesariamente están vinculadas a las luchas de generaciones diferentes a la suya. Para las mujeres jóvenes esta lucha implica la búsqueda de derechos específicos como el de escoger libremente a su pareja y tener una vida sin violencia. Muchas mujeres jóvenes se instalan en la vida del hogar como único bastión de identidad, ante una comunidad que no permite la construcción o la participación fuera de él. Dice Pacheco Ladrón de Guevara que los jóvenes se construyen en la política desde nuevos procesos de subjetivación, no siempre las grandes narrativas son las que los mueven. La política comunitaria está ligada a ser señor, padre y esposo, pero ellos encuentran otras formas de apropiarse de lo público en sus espacios. Y a este respecto, retomo lo que Le Bot plantea en su texto, sólo puede haber movimientos sociales y culturales en la medida en que sus actores participen en esta producción de sentido. Pero los jóvenes también irrumpen con sus propias formas distintas. Un caso es el que ha documentado y analizado Laura Kropff (2005) sobre los jóvenes mapuches o mapurbe y mapunky. Las organizaciones mapuche tienen, a pesar de sus múltiples diferencias internas, una agenda común en lo relativo a los derechos territoriales de las comunidades y el respeto a la diferencia cultural. Una de las características del activismo de los jóvenes mapuche que más impacto público ha tenido es la vinculación que esta nueva generación establece entre su propia experiencia como jóvenes de la periferia urbana y su pertenencia al pueblo mapuche, tal como se expresa mediante los neologismos mapurbe y mapunky. Si bien la práctica política que ejercen los jóvenes retoma lenguajes, géneros performativos y discusiones programáticas del movimiento mapuche que los precede, al mismo tiempo actualiza prácticas relacionadas con el movimiento de radios comunitarias, los circuitos de música punk y heavy-metal, las manifestaciones públicas del activismo estudiantil y las distintas demandas generadas ante la aplicación de políticas neoliberales durante los noventa en la región y en el país. Aunque el planteamiento de los jóvenes mapuche urbanos incluye sus propias trayectorias en la definición de lo mapuche, su proceso de organización política y de autoidentificación se vincula con las áreas rurales acompañando los procesos de recuperación territorial y participando en ceremonias y parlamentos. Es así que los procesos globales no necesariamente están creando entre los jóvenes indígenas una identidad híbrida y global, única. Si bien la pérdida de identidad es una posibilidad, lo mismo que la autoadscripción a otra (sea nueva, híbrida o inventada), el proceso no es unidireccional ni mecánico; así que es posible que junto a la transformación de las identidades locales —que se flexibilizan para acoger y acomodar los cambios que están sucediendo— se agreguen otras identidades nuevas, que no necesariamente se oponen ni destruyen sus otras identidades. A diferencia de lo que se podría suponer sucedería, en esos complejos procesos de cambio cultural e identitario, no predominan sólo los deseos y los gustos individuales, que harían posible que los jóvenes indígenas por voluntad y libremente entraran y salieran de un modo de vida a otro, transitaran de una identidad a otra, y optaran a su gusto por la tradición o la modernidad; y por el contrario, se demuestra que existen condiciones estructurales y subjetivas que intervienen tanto para inducir el sentido del cambio, como para limitarlo, acotarlo, y para inhibir, o posibilitar, la pérdida o la adquisición de nuevas identidades. Así que, frente a ciertas lecturas que ven en el cambio cultural contemporáneo campos propicios para la hibridación, y hacia la adopción individualizada de identidades globales y deslocalizadas, existen asimetrías, relaciones de poder, además de condiciones de subordinación, exclusión, discriminación y exclusión, que influyen, dirigen y también limitan el cambio cultural. A ello, además, se suman las tendencias que desde lo local, empujan hacia el fortalecimiento y la revitalización de lo propio. Un segundo punto sobre el que quisiera reflexionar es también retomado en esta última parte, en el capítulo “California actores identitarios en la migración”, que mira hacia las organizaciones transnacionales construidas a partir de las redes de migrantes internacionales que van principalmente a Estados Unidos. Vale la pena resaltar que durante muchos años la migración indígena se diluía con la migración “mestiza” y no se contabilizaba como un movimiento distinto que enfrentaba condiciones adversas mucho más complicadas que otros grupos migratorios. Sin embargo, a partir del boom de los estudios sobre las organizaciones de migrantes en la década de los ochenta y noventa, y su fuerte presencia en la escena pública en Estados Unidos, así como el surgimiento del enfoque transnacional de los estudios sobre migración, estos grupos empezaron a hacerse cada vez más visibles. Esto ha sido discutido y documentado por varios académicos expertos en migración indígena como Laura Velasco (2002) y Jonathan Fox y Gaspar Rivera (2004). Es un hecho que las migraciones internacionales transforman las relaciones entre el espacio, los estados y las comunidades. La presencia de los migrantes, ya sea a la distancia o en el retorno, en la vida comunitaria no siempre es recibida de manera armónica, muchas veces es acompañada por conflictos y tensiones. La participación de los

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