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T o d o s t u s c ome n t a r i o s y o p i n i o n e s s o n b i e n ve n id o s :

mo s a i c o@ i b e r o p u e b l a . mx

E D I T O R I A L

A

ctualmente el ser humano tiene un sinfín de herramientas no solo para sobrevivir

sino también para interactuar y relacionarse con los demás. Uno de esos instru-

mentos es la tecnología, que sin ella no podría realizar las múltiples actividades

laborares y sociales en las que se ve inmerso.

Es cierto que hoy por hoy la tecnología soluciona diversos aspectos de la vida del ser hu-

mano, desde el pago de servicios a través de una

app

hasta convertir el

Smartphone

en

oficina móvil. Lo que también es cierto y resulta preocupante, es que más de uno utiliza la

tecnología en sentido negativo: creación de nuevas formas de agresión hacia los demás,

y en ocasiones, como

instrumento

para medir el tipo de relación que tienes a nivel social.

En efecto, hoy en día la mayoría de adolescentes, jóvenes e incluso más de un adulto,

utilizan la tecnología para ‘vigilar’, mejor conocido en el mundo de las redes sociales como

stalkear,

a amigos, parejas, y familiares en sus múltiples actividades que desarrollan en su

vida. Este tipo de acción no sólo resulta invasiva para la persona que está en el blanco sino

que también crea un sinfín de conflictos que pueden llegar a convertirse en acoso. Un claro

ejemplo de ello son las famosas ‘palomitas azules y gris’ del

WhatsApp.

Aunque podría

parecer trivial es común en las relaciones actuales, pues constantemente ‘monitorean’ si la

otra persona ya leyó y recibió el mensaje y por qué no contestó a éste, y de ahí se derivan

un sinfín de problemas que en muchas ocasiones generan conflictos internacionales.

Así como el ejemplo anterior, en la vida cotidiana, hay innumerables casos en los que po-

dríamos reflexionar, sin embargo debemos hacernos conscientes del grado de acoso que

podríamos estar generando a segundas o terceras personas por el simple hecho de tener

inseguridades o querer tener el control de todo aquello que nos rodea, perdiendo de vista

el objetivo real del uso de la tecnología: facilitar la vida del ser humano sin entrometerse

en la vida de los demás, es decir, sin cruzar la línea delgada entre lo público y lo privado.