

f o r m a n d o
e l
m o s a i c o
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E
n algún punto de la historia reciente, Méxi-
co pasó de ser un país risueño, agraciado
con múltiples particularidades culturales,
una historia compleja y una envidiable ri-
queza natural, a un anti-paraíso de violen-
cia, corrupción y ocaso moral.
Quizá, jamás en la historia del país la impunidad
había llegado a niveles tales: en un país como Siria,
abiertamente en guerra durante cinco años, han muer-
to alrededor de 250 mil personas, cifra no muy lejana
en un país como México (más de 100 mil muertos
y al menos 26 mil desaparecidos, con cifras oficiales
confusas). Si a esto añadimos las desapariciones for-
zadas (aquellas en las que está involucrado el Estado),
como en el caso de Ayotzinapa, entonces el escenario
es aún más alarmante y doloroso. Las desapariciones
forzadas en México no son insólitas, son sistemáticas.
Llevan años ocurriendo, sobre todo desde el inicio de
la insensata “guerra contra las drogas”.
La burbuja, afortunadamente, dejó de ser
cool.
Vivir ignorando una realidad que conlleva los horro-
res de cualquier guerra es imposible para cualquier
mente sensible.
Así, Ayotzinapa destapó una indignación que ya
muchos sentían al pensar en la gran cantidad de des-
aparecidos: personas generalmente de escasos re-
cursos, con pocas oportunidades y que por ello poco
cuentan para el sistema. Lo cierto es que Ayotzinapa
es la bandera de un antes y un después, incluso en la
forma en que la sociedad se mira a sí misma.
Aunque para algunos parece optimista el hablar
de un despertar mexicano, lo cierto es que ninguna
otra barbarie de las que se han sucedido desde el
inicio de la “guerra contra el narcotráfico” había cau-
SACAR LA VOZ
POR JONATHAN VERA VELÁZQUEZ
Alumno de la Licenciatura en Ciencias Ambientales de la
IBERO
Puebla
sado tal indignación. Quiero pensar que la historia de
México honrará la muerte de estos estudiantes como
un suceso que terminó alterando, para bien, el rumbo
de un país.
Pero también tengo la sensación de que si no so-
mos capaces de aprovechar la luz de estas 43 farolas
(que a la vez son decenas de miles) para guiarnos
hacia, hasta ahora, mítico despertar de México, en-
tonces podríamos retirarnos tranquilamente a ver el
futbol y seguir revolcarnos en las ruinas de un país
que alguna vez simuló ser un lugar privilegiado, am-
parados en esa fatídica tranquilidad que resulta de
desaprovechar una oportunidad inmejorable para
cambiar, de golpe, el destino de un país entero.
México ha tenido una historia (antigua y reciente)
violenta, somos muchos los que hemos sufrido en
algún nivel la violencia, se hablaba mucho de un des-
pertar general mexicano, incluso al principio se le lla-
maba la “primavera mexicana” aunque para algunos
parece optimista el hablar de un despertar mexicano,
lo cierto es que ninguna otra barbarie había causado
tal indignación.
No sé si ahora sí sea la buena. Pero me queda
claro que jamás había percibido tal tristeza y frustra-
ción como en este momento. Y si bien México está,
creo que indiscutiblemente, peor que nunca, tam-
bién puede afirmarse que durante los últimos años
se fortaleció un sector de la sociedad dispuesto a
canalizar su indignación en pequeñas acciones que
hoy perfilan como un contrapeso significativo sobre
la espiral degenerativa.
México tocó fondo. La mesa está puesta para re-
nacer y la continuación de esta historia está, y siem-
pre lo estuvo, en nuestras manos.
PERSONAS HAN
MUERTO EN
SIRIA, EN UNA
GUERRA DE
5 AÑOS
PERSONAS HAN
MUERTO Y AL
MENOS 26 MIL
DESAPARECIDOS
EN MÉXICO
250
Mil
100
Mil
ILUSTRACIÓN: CÉSAR BRIONES ESTRADA