Table of Contents Table of Contents
Previous Page  7 / 20 Next Page
Information
Show Menu
Previous Page 7 / 20 Next Page
Page Background

m o s a i c o

c e n t r a l

[ 7 ]

L

as normales rurales tienen en

esencia la tarea de llevar edu-

cación a los lugares margina-

dos y alejados en distintos es-

tados de nuestro país, su razón

de ser es ofrecer una formación

digna para los hijos de los campesinos y

de sus comunidades para que a través de

ello estas poblaciones puedan mejorar su

calidad de vida, trabajar en proyectos de

desarrollo social, con su aprendizaje trazar

un futuro distinto.

Los alumnos de las normales rurales

aprenden no sólo los conocimientos para

enseñar e instruir a otros miembros de la

comunidad sino que también adquieren

aprendizajes que se tornan en respeto y

orgullo por las tradiciones y los valores cul-

turales de su pueblo. Las normales rurales

son un modelo necesario para defender la

educación pública, gratuita y de calidad

para los jóvenes mexicanos, formación a

la cual tienen derecho. Desde su funda-

ción en 1922 tienen un modelo de ense-

ñanza cercana a las condiciones sociales

y económicas de cada lugar, sus planes y

programas de estudio fueron adecuados

a las distintas realidades de sus regiones

asumiendo un compromiso de apoyo y

solidaridad con los más necesitados, es-

timulando un proceso de transformación

social a través de la cultura, conformando

un proyecto de educación campesina. Su

historia no ha sido fácil, profesores y alum-

nos han sido hostigados por distintas cau-

sas, desde las religiosas, las políticas y las

económicas resultantes de la instauración

de un modelo económico neoliberal que

no contempla la educación de los pobres

como una necesidad mucho menos como

un derecho.

En las normales rurales se aprende mu-

cho más que los diversos ejes de cono-

cimiento académico formal que plantea la

Secretaría de Educación Pública, se recibe

capacitación sobre actividades agrope-

cuarias, se aprende música popular, danza

regional y otros oficios. En improvisadas

instalaciones se practica deporte pero

también se recibe formación política que

modela conciencia y genera ciudadanía.

Los estudiantes, por años, han de-

mando el aumento de recursos para su

manutención, la recuperación, el manteni-

miento de sus instalaciones y para el pago

de salarios dignos a sus maestros sin que

sus demandas hayan sido escuchadas, si

aún quedan normales rurales en pie es por

la lucha constante de sus comunidades,

el trabajo de sus padres y su capacidad

para organizarse en comunidad y resistir.

Debido a su participación política y a su

simpatía con los movimientos campesinos

las normales rurales padecen la descali-

ficación de los medios de comunicación,

en las noticias de la radio y la televisión

comercial no hay espacio para difundir su

proyecto académico, para conocer quié-

nes forman parte de su planta docente,

qué hacen por sus comunidades los egre-

sados. Las noticias de los medios siempre

muestran de manera distorsionada accio-

nes como paros, cierre de carreteras, toma

de los sedes de los gobiernos municipales,

marchas… todo esto como si protestar

fuera un delito y no un derecho y también

una necesidad.

Desde el 26 de septiembre de 2014

nos acompaña la noticia de que 43 jóve-

nes de la Normal Rural Isidro Burgos de

Ayotzinapa habían desaparecido, esa ha

sido una noche larga, amarga, dolorosa.

Desde entonces no ha habido un momen-

to de descanso o de trabajo en el que no

los tengamos en mente.

Esos jóvenes no están en sus casas,

esos hijos, hermanos, primos, sobrinos,

ahijados, algunos de ellos que ya eran pa-

dres de familia, el único sustento de sus

padres ancianos, otros son la figura pater-

na para los hermanos menores. Jóvenes

como nuestros estudiantes de la IBERO

Puebla con sus 17 o 22 años.

Por eso algunos miembros de la comu-

nidad universitaria quisimos decir desde lo

más profundo del corazón:

¡Estos estudiantes, también son nues-

tros estudiantes!

Con carteles, con frases, con acciones,

con poesía, con flores. Nos encontramos

para hacernos más compañeros, más

amigos, para pensar cómo decimos lo que

sentimos, cómo acompañamos a los pa-

dres de los normalistas, cómo podemos

ganarle a la indiferencia y al olvido, cómo

hacemos para que nunca más alguien su-

fra este dolor, cómo convertimos a la uni-

versidad en un bastión de la esperanza…

JÓVENES DE AYOTZINAPA, HIJOS DE

CAMPESINOS QUE QUERÍAN SER MAESTROS

POR MTRA. AURORA BERLANGA ÁLVAREZ

Directora del Departamento de Arte, Diseño y Arquitectura de la

IBERO

Puebla

ILUSTRACIÓN: CÉSAR BRIONES ESTRADA