

f o r m a n d o
e l
m o s a i c o
[ 11 ]
POR MARIO ROLDÁN LUNA
Alumno de la Licenciatura en Psicología de la
IBERO
Puebla
P
uede ser que en pleno siglo XXI, muchos
de nosotros creamos contar con un desa-
rrollo humano y tecnológico nunca antes
alcanzado, sin embargo, también puede
ser que en estos días, hayamos regresa-
do a los medios de deshumanización tan
bárbaros que parecerían propios de una época me-
dieval. En estos tiempos de desarrollo apresurado, no
son respetadas las garantías individuales, y parecieran
una realidad utópica el cumplimiento y respeto a los
Derechos Humanos.
Hoy en día, vivimos una tragedia que lastimó a todo
el país, porque para algunos fue un llamado de aten-
ción, para otros un motivo de indignación, un dolor en
su lucha por la justicia y para otros un evento en su
universidad que los hizo solidarizarse con el dolor des-
conocido de 43 jóvenes estudiantes.
Se ha hablado muchísimo del tema y cientos de in-
vestigadores podrán revisarlo constantemente, sin em-
bargo, en este espacio me gustaría hacer una analogía
sobre esta lucha de justicia y por la identidad.
Los rostros de los 43 jóvenes desaparecidos, no
sólo son rostros de estudiantes, sino de millones de
víctimas de injusticias en el país. Gente que, a pesar de
no ser el piloto de un movimiento masivo, desaparece
sin dejar cuenta ni huella. Las lágrimas de los padres
que le lloran a los 43 estudiantes, son las mismas lagri-
mas de los padres, hermanos, y familiares de los miles
de desaparecidos. ¿Qué nos pide este dolor? ¿A qué
nos motiva? ¿Nos es ajeno? ¿Me puedo identificar con
este dolor?
Todas las investigaciones, movimientos, marchas,
manifestaciones, que se han vivido en el mundo, tienen
la finalidad de darle voz a aquellos que la sociedad ha
callado, y es triste ver que cada año y en diferentes
partes del mundo, el grito se hace cada vez más y más
fuerte. ¿Cuánto falta para que sean escuchados?
Las minorías, que en México son mayorías, pare-
ciera que luchan constantemente por ser escuchados,
buscan cada vez más por darse a notar. Sin embargo,
pareciera que estamos inmersos en un ambiente de in-
LA IMPORTANTE
BÚSQUEDA DE LA VERDAD
La forma en la
que opera este
mundo es dema-
siado sutil, que
cuando
menos nos
demos cuenta,
podríamos estar
sordos y ciegos
de las
necesidades
del prójimo.
El mundo opera,
aturdiendo y
deslumbrando a
la persona,
volviendo los
intereses y las
prioridades hacia
la persona misma
y no hacia el otro.
diferencia y apatía que sólo nos aleja más de la verdad.
Insisto, en que habrá que ser muy cuidadosos en
cómo nos situamos en el mundo. La forma en la que
opera éste es demasiado sutil, que cuando menos nos
demos cuenta, podríamos estar sordos y ciegos de las
necesidades del prójimo.
El mundo opera, aturdiendo y deslumbrando a la
persona, volviendo los intereses y las prioridades hacia
ésta misma y no hacia el otro. Dejando a la persona
desolada y sola.
La propuesta es la siguiente, y es mucho más com-
pleja de lo que parece. Voltear a ver al otro, escuchar
la voz de aquel que está gritando, extenderle la mano a
quien que se encuentra caído. La pérdida de 43 estu-
diantes fue el significante para recordar y mover la gran
cadena de significantes a la que nos lleva la búsqueda
de la verdad y la justicia.
ILUSTRACIÓN: PATRICIA VELÁZCO JIMÉNEZ