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Directorio
Ingenium – Revista electrónica del
Departamento de Ciencias e Ingenierías
– No. 8 – Primavera 2016 Universidad
Iberoamericana Puebla
Dr. Fernando Fernández Font, S.J.
Rector
Dr. Gonzalo Inguanzo Arteaga
Director General Académico
Mtro. Leopoldo Mercado Díaz
Director del Departamento de Ciencias e
Ingenierías
Dr. Javier Sánchez Díaz de Rivera
Director del Instituto de Diseño e
Innovación Tecnológica
Dr. Alfonso Álvarez Grayeb
Coordinador de Investigación
Mtra. Ana Lidya Flores Marín
Directora de Comunicación Institucional
Comité editorial:
Colegio de Profesores del Departamento
de Ciencias e Ingenierías
Coordinador de la revista:
Dr. Juan Carlos Colin Ortega
Juancarlos.colin@iberopuebla.mxTwitter: @jccolino
Edición digital y webmaster:
L.C. Ramón Felipe Tecólt González
¡Despejando la equis! (sección editorial)
Por Dr. Ing. Juan Carlos Colin Ortega
¿Por qué son cuatrocientas voces? ¿No podrían haber sido
trescientas, quinientas o mil voces las que dan fama y nombre al
célebre pájaro cenzontle?
Como seres humanos en cuanto a la expresión de magnitudes
numéricas, la base de nuestra forma de contar es el número diez.
¿Por qué diez? Es fácil imaginar que si hemos tenido siempre diez
dedos cerca de nuestra vista entonces resulta muy familiar
realizar manipulaciones con números que estén relacionados con
el diez.
En cada sistema numérico, es decir en diferentes bases
numéricas, existen números bonitos y números feos. Cuando
digo “bonito” no me refiero a la experiencia estética ni a escuchar
o leer ese número, sino a que hay números a los que se les puede
recordar y manipular más fácilmente que a otros. Me estoy
refiriendo a su funcionalidad.
Números bonitos en decimal son por ejemplo el cien y el mil,
números bonitos en binario son el 64 o el 1024. Todos estos
números se componen de palitos y bolitas: de un uno seguido de
algunos ceros, cosa que es fácil de recordar. Por ello decimos “te
lo he dicho mil veces”, o bien “mil gracias” o en un léxico más
actual “te quiero mil”.
En el mundo Maya, de numeración basada en el veinte, el
número cuatrocientos era un número bonito y tenía usos y
significados más allá de la cantidad que representa. Mi hipótesis
es que esta es la razón por la que el nombre de origen
prehispánico, de un ave canora con muchos trinos de belleza
impresionante, se haya relacionado con el número
cuatrocientos. “Cenzontle” significa “cuatrocientos sonidos”.
¡Bonito número!
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